Armando Falcón, jefe del Departamento de Investigación Científico Técnica del Parque, explicó a Prensa Latina que esta formación es parte de las más de 150 espeluncas, entre solapas, cuevas y cavernas, existentes en los Cayos de Piedra con una morfología única de su tipo en Cuba.
Explicó que se conservan las pictografías, vestigios de la presencia aborigen, de sus habilidades, mitos y leyendas en dibujos rupestres, trazos en las formaciones calcáreas en el interior de las grutas, muchas veces incomprensibles, indicó.
Los distintos grupos de aborígenes dejaron en esta reserva más de 263 pictografías y 22 petroglifos, el mayor vestigio tangible se conserva en la Cueva de Ramos, 24 pinturas negras de los nativos cubanos.
En esta extraordinaria gruta de más de medio kilómetro de longitud se preserva la mayor pictografía, con 65 centímetros de alto y 25 de ancho que representa un animal saltando, otra de gran interés simboliza, según el experto, un caney o construcción típica del nativo.
Algunos investigadores estiman que los vestigios de las comunidades aborígenes que se asentaron en el norte espirituano, principalmente en los cayos, datan de más de dos mil años.
Falcón comentó que en la isla el arte rupestre está presente en todos los grupos culturales, aunque el mayor número de evidencias corresponden a los mesolíticos o siboneyes.
Al referirse a la formación de las cavernas, dijo que son pedregosas, únicas en el mundo denominadas cuevas freáticas tipo Caguanes, formadas hace unos 10 mil años, en el Óptimo Climático de Holoceno.
Precisó que esta denominación fue dada por el doctor Antonio Núñez Jiménez en su obra dedicada a la clasificación genética de las cavernas cubanas (1967).
En esta reserva existen 36 grutas con 12 kilómetros de galerías surgidas bajo el nivel freático y donde aún se mantienen cubiertos por agua casi todos los espacios. La más prominente es la Cueva Grande Caguanes, con su combinación de naturaleza, nichos formados por las mareas y flora autóctona.
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