La cita se desarrolló con un programa maratónico durante tres jornadas en las que los más de mil delegados de 60 países conocieron de la realidad del pueblo de la isla.
En la declaración final los asistentes ratificaron el compromiso con la lucha contra el bloqueo estadounidense y la necesidad de aunar voluntades y conocimientos para enfrentar la guerra simbólica y cognitiva que tiene como escenario principal los espacios virtuales.
Una decena de instituciones y barrios de las provincias de La Habana y Artemisa acogieron a los invitados a la cita, quienes conocieron de primera mano el impacto de las medidas coercitivas de la administración norteamericana y la épica de un pueblo para sobreponerse a sus consecuencias.
Son estos los activistas que durante los últimos años convocaron a marchas y jornadas contra el bloqueo, organizaron donativos y divulgaron las verdades sobre Cuba; hechos que las máximas autoridades de la isla caribeña agradecieron insistentemente. Sin embargo, la gratitud vino también por parte de los invitados, quienes señalaron en la Revolución cubana el faro de los pueblos y movimientos progresistas del mundo.
Aquí estamos los pobres del mundo, pero empoderados, como no nos quieren los imperialistas. Los empeñados en conquistar toda la justicia seguiremos peleando porque un mundo mejor sea posible, dijo el presidente Miguel Díaz-Canel en la clausura de la cita.
El encuentro, auspiciado por la Central de Trabajadores de Cuba y el Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos, marca también una hoja de ruta ante los desafíos de la clase obrera y la izquierda mundial.
En Latinoamérica se desarrollará una Cumbre de los Pueblos alternativa a la Cumbre de las Américas que tendrá por sede la ciudad de Los Ángeles, Estados Unidos, y de la que se pretende excluir a Cuba.
En junio Europa acogerá una cumbre de la paz paralela a la que desarrollará la Organización del Tratado del Atlántico Norte, que no retrocede en sus afanes expansionistas a pesar del costo que representa en vidas el conflicto que empujó entre Rusia y Ucrania.
También en esta etapa se desarrollará el Foro de Sao Paulo, que junto a los otros dos espacios de diálogo se convertirá en otro momento para concertar voluntades y acciones para defender el derecho a la vida de los pueblos.
Los delegados al evento coincidieron en denunciar que el mundo postCovid-19 no es más solidario ni humanista, sino que acrecentó las desigualdades y se avecina una crisis económica que afectará sobre todo a los trabajadores.
Señalaron que predomina el sentido de la urgencia para alcanzar la articulación de los movimientos sociales y sindicales en aras de promover alternativas basadas en la justicia social.
Ante esta realidad, el Encuentro Internacional de Solidaridad sobrepasó su objetivo primigenio de dar voz al agradecimiento por el apoyo de Cuba, especialmente a la lucha contra la Covid-19; y se convirtió en el punto de partida para promover una mayor unidad y protagonismo de los movimientos de izquierda en la defensa de los derechos de los pobres.
acl/jfs