El texto promovido por el diputado Olivier Falorni, perteneciente al grupo Libertades y Territorios, divide a las fuerzas parlamentarias en su propuesta de abrir la posibilidad del recurso de la muerte medicamente asistida.
Según el proyecto, toda persona con capacidad legal y mayoría de edad puede decidir poner fin a su vida, en caso de existencia de una enfermedad grave e incurable, que se considere insoportable y sin opción real de atenuarla.
Para Falorni, la iniciativa representa un alto grado individual de libertad para los franceses, criterio que encuentra muchos detractores en el hemiciclo, con argumentos que van desde lo filosófico hasta lo ético y lo humano.
Las más de dos mil enmiendas presentadas al texto, la mayoría por diputados del partido Los Republicanos (derecha tradicional), sugieren que no llegará al voto, ya que cada recomendación deberá ser estudiada antes de la medianoche, a partir del mecanismo parlamentario definido para el debate.
Falorni y otros defensores del proyecto en la Asamblea Nacional denunciaron ‘un obstruccionismo’ en el Palacio de Borbón.
El gobierno estimó en fecha reciente que no es momento para el debate sobre la eutanasia, teniendo en cuenta que la prioridad es el combate a la pandemia de la Covid-19, responsable en los últimos 13 meses de casi 100 mil muertes en Francia.
Además de la propuesta en cuestión, algunas otras han intentado superar la ley Claeys-Leonetti de 2016, la cual autoriza la ‘sedación profunda y continúa’ para algunas enfermedades.
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