Ambos fueron los más votados en la segunda ronda, pero no llegaron a un mínimo de 219, los dos tercios necesarios entre los 329 votos posibles de los diputados, que llevan ya más de ocho horas para escoger al Jefe de Estado.
En esta ocasión, y con papeletas amarillas (las anteriores fueron blancas), Mohamud obtuvo el respaldo de 110 legisladores y Farmajo de 83, de acuerdo con las autoridades electorales en una transmisión en directo y sin interrupciones por la televisión local.
Ninguno de los 36 aspirantes en la primera vuelta pudo llevarse el triunfo. Para la segunda quedaron los más votados: el cuarteto lo completaron el presidente del estado regional de Puntlandia, Saeed Abdullahi Deni, y el ex primer ministro Hassan Ali Khaire.
Bajo extremas medidas de seguridad, la votación tiene lugar en un hangar adjunto al aeropuerto de la capital somalí, Mogadiscio, protegido por las fuerzas de la Misión de Transición de la Unión Africana en Somalia.
Precisamente para evitar ataques, la Policía Federal decretó un toque de queda en la ciudad que está vigente desde anoche y hasta las 06:00, hora local, de este lunes.
No obstante, algunos medios de comunicación informaron que el aeropuerto fue objeto de fuego de mortero, aunque no se precisó si hubo víctimas.
Cualquiera que sea el resultado de la tercera votación en la jornada (mediante elección indirecta) se romperá el adagio de los cinco comicios recientes en que ningún mandatario en ejercicio o anterior, volvió al cargo.
Ahora solo será necesaria una mayoría simple (166).
O Mohamud o Farmajo deberán lidiar con poco dinero en las arcas para enfrentar la sequía, que amenaza a siete de sus casi 16 millones de habitantes.
No más fácil resultará tratar de derrotar al grupo extremista al Shabaab, que actúa con casi total libertad en zonas del centro y sur del país del cuerno de África.
Somalia está sumido en la ingobernabilidad desde que en 1991 derrotaron al ya fallecido presidente Mohamed Siad Barre.
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