En la Declaración final de la XXI Cumbre de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP) que sesionó este viernes en La Habana, los países miembros ratificaron el compromiso con el fortalecimiento del grupo regional como instrumento de unión de los pueblos.
Confirmaron que esa decisión se sustenta en los principios de solidaridad, justicia social, cooperación y complementariedad económica.
El Secretario Ejecutivo del bloque, Sacha Llorenti, resumió que la reunión escribe una página de dignidad en la historia del hemisferio y repudia las exclusiones y trato discriminatorio en la denominada Cumbre de la Américas en Los Ángeles.
En el discurso inicial, el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, insistió en la necesidad de unir voluntades para construir consensos y avanzar en la integración regional, no como una mera consigna sino por una necesidad histórica. «Unidos nadie podrá silenciarnos, como no han podido quebrar la colaboración y la solidaridad que permite a los países de menos recursos enfrentar los duros exámenes de nuestra época», acotó.
Enfatizó que la pandemia de la Covid-19 tensa las economías y sistemas de salud, sin embargo, obliga a generar iniciativas colectivas para enfrentar el complejo desafío global.
La unión latinoamericana y caribeña fueron conceptos definidos por los altos funcionarios reunidos en la capital cubana, quienes avizoraban el éxito de esta Cumbre que reafirmó los valores comunes de los pueblos del área.
Para el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, «el Alba es el camino de la unión y la liberación de los pueblos de las Américas», y consideró que ha valido la pena la lucha de los latinoamericanos por levantar la bandera de la unidad.
En el Palacio de la Revolución de La Habana, los representantes de los países destacaron el trabajo de los científicos cubanos en la producción de vacunas propias antiCovid-19 con altos niveles de efectividad, a pesar del boqueo de Estados Unidos, recrudecido con la imposición de 243 medidas.
En su intervención, el ministro de Salud y Seguridad Social de Granada, Nicholas Steele, expresó que las limitaciones de la pandemia nos han dividido.
Por ese motivo, insistió, «es inaceptable en este momento histórico permitir que otras fuerzas nos dividan como pueblo y región».
Los representantes del instrumento regional agradecieron la valiente y digna posición asumida por gobiernos, actores sociales, organizaciones y pueblos del continente que rechazaron de manera contundente y con distintos énfasis las exclusiones de Cuba, Venezuela y Nicaragua de la reunión de Los Ángeles.
Sentenciaron que tal posición constituye un grave retroceso histórico en las relaciones hemisféricas, ofende a los pueblos latinoamericanos y caribeños y evidencia el trato discriminatorio contra representantes de la genuina sociedad civil de América Latina y el Caribe.
De tal manera, el gobierno estadounidense, que dice ser promotor de la democracia, no propicia un espacio plural de criterios y tampoco contribuye a la solución de ninguno de los urgentes desafíos de la integración ni las amenazas regionales y globales.
El Primer ministro de Dominica, Roosevelt Skerrit, apuntó lo inaceptable de que Estados Unidos decida quién va a ese encuentro; y fueron categóricos el presidente de Bolivia, Luis Arce, y el Primer Ministro de San Vicente y las Granadinas, Ralph Gonsalves, cuando señalaron en La Habana que no asistirán a la reunión en la ciudad estadounidense.
Los Jefes de Estado y Gobierno coincidieron en continuar defendiendo a la ALBA-TCP como referente impulsora de proyectos de cooperación que tributa a una América Latina y Caribe más independiente y soberana, enfocada en el multilateralismo y la solidaridad.
Son tiempos de unir y no de dividir, enfatizó el presidente cubano; a sumar, no a restar; a dialogar, no a confrontar; a respetar, no a imponer.
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