Según el barómetro del Instituto Francés de Opinión Pública (IFOP), divulgado por el semanario Le Journal du Dimanche, el jefe de Estado cuenta con la aceptación de un 41 por ciento de los entrevistados, el mismo nivel que tuvo al concluir sus primeros cinco años en el Palacio del Elíseo, donde permanecerá hasta el 2027 tras su reelección el mes pasado.
No vemos una inflexión después de los comicios, ni un estado de gracia para Macron, aunque se mantiene, señaló a propósito de la pesquisa Frédéric Dabi, director general del instituto encuestador, que preguntó su criterio a casi dos mil personas entre el 17 y el 25 de mayo.
Los altos ejecutivos y los ancianos explican que mantenga la popularidad el presidente, quien cedió terreno entre los empleados del sector privado y los franceses de 50 a 64 años, en medio de una creciente inflación.
Por su parte, Borne, designada hace apenas unos días para encabezar el Hotel de Matignon, tiene una popularidad del 45 por ciento, inferior a la que mostraron en los inicios de su labor Édouard Philippe y Jean Castex, ambos con un 55 por ciento.
No es su personalidad lo que está en cuestión, y sí el contexto político del país y el hecho de que ella encarna una forma de continuidad, advirtió Dabi.
Sin embargo, precisó que los franceses reconocen a la nueva primera ministra su carácter y su competencia técnica.
Después del triunfo de Macron en las presidenciales, el próximo reto del oficialismo será los comicios legislativos de junio, en los que buscará preservar su dominio en la Asamblea Nacional.
Borne es candidata a un puesto de diputada, y si fracasa en su intento, deberá renunciar a Matignon, según la visión ratificada por el Elíseo de que los miembros del Gabinete que no consigan escaño deberán abandonarlo.
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