Según el proyecto aprobado, la zona central del túnel está constituida por cinco secciones o cajones de hormigón prefabricado, cuatro de los cuales tienen una longitud de 107,50 metros y un cajón central de 90.
El trazado de este túnel corre debajo del fondo de la bahía de La Habana, entre 12 y 14 metros de profundidad.
De acuerdo con la literatura consultada, el sistema de drenaje se hizo aprovechando las características topográficas donde los tragantes colectan las aguas pluviales y las llevan hacia el mar.
Fueron hechas dos cisternas de 500 metros cúbicos de capacidad, cada una para la acumulación de aguas pluviales, que luego son extraídas con equipos de bombeo.
Otros elementos complementarios del túnel -materializado por la empresa francesa Societé de Grand Travaux de Marseille- son las compuertas de seguridad contra ras de mar, la iluminación interior y la ventilación, así como la protección contra incendios.
El mismo cuenta con cuatro pistas de tráfico de 3,35 metros de ancho cada una y tiene 733 metros de largo y una longitud total de la obra de enlace de más de mil 600, y por su superficie marina circulan una notable cantidad de buques de gran calado.
La construcción del túnel fue realizada en condiciones muy difíciles, pues se trabajó con equipos especiales durante 30 meses debajo del agua.
Además de los peligros que generan las obras civiles también había que contar con la presencia de visitantes poco habituales, pero indeseables como los tiburones, que merodeaban la zona en busca de los desechos de alimentos vertidos por los barcos.
El servicio de esta vía fue fundamental para el desarrollo habitacional de la capital después de 1959, cuando se construyeron los repartos de Habana del Este, Bahía y más adelante Alamar.
La población de esos sitios en su mayoría trabaja o estudia en distintas áreas de La Habana y pueden hacer el recorrido desde sus hogares cada día en apenas media hora.
jha/joe