De acuerdo con fuentes diplomáticas en esta capital, desde que el pasado 27 de diciembre empezaron a explotar las columnas de ceniza el grupo de cubanos en San Vicente y las Granadinas se preparó para tomar las medidas en caso de una fase explosiva y que fuera necesaria la evacuación de los 22 colaboradores de la salud en servicio en zonas cercanas al lugar.
En todo momento contaron con el apoyo de las más altas autoridades de esta nación, particularmente del Primer Ministro, Ralph Gonsalves; al tiempo de la experiencia y oportunas sugerencias de un grupo importante de organismos e instituciones científicas en la mayor de las Antillas, describen.
Desde las primeras horas del 8 de abril, cuando se confirmaron los pronósticos que indicaban la fase explosiva en breve tiempo, procedieron a cumplir el plan previsto y al filo de las 16:00 hora local de ese día todos los cooperantes se encontraban ya en la embajada cubana sanos y salvos, agregan.
El propio día 9 de abril, destacan, devino momento especial la llamada que realizara el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, mediante la cual trasmitió un saludo a todos y la certeza de que la Revolución no abandona a sus hijos bajo ninguna circunstancia.
El ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez; el jefe del Estado Mayor de la Defensa Civil, general de División Ramón Pardo Guerra, entre otros funcionarios de la cancillería y de la cartera de Salud también expresaron su preocupación.
Los 48 miembros de la brigada de la salud y de la construcción, así como los más de 120 cubanos residentes permanentes y temporales aquí se encuentran en la zona verde o de menor peligro, precisan.
En medio del esfuerzo, subrayan, recibieron el apoyo de integrantes de la Asociación de Cubanos Residentes Juan Almeida Bosque, quienes entregaron en uno de los centros de evacuación abiertos un donativo para niños y ancianos.
El volcán La Soufrière, al norte de San Vicente, culminó hace dos días una etapa de cuatro meses de actividad sísmica y estalló lanzando al exterior una columna de cenizas de 10 kilómetros de altura.
El científico principal que monitorea el fenómeno, Richard Robertson, afirmó que no se descartan nuevas erupciones más grandes que las ocurridas en 1979, la última registrada después de la de 1902 cuya cifra de muertes superó los mil.
jha/znc
