La Cumbre de las Américas, inventada en los sótanos del Departamento de Estado y
patrocinada por la decrépita Organización de Estados Americanos (OEA), fue estrangulada por su mismo progenitor: el imperialismo yanki, asegura Barrantes en un amplio artículo sobre esa cita, que se realiza en Los Ángeles, Estados Unidos.
El imperialismo yanki en momentos de bancarrota total se aísla cada vez más, estima el analista del Centro Popular Costarricense de Estudios Sociales, y considera cálculo erróneo del Departamento de Estado forzar una cumbre bajo sus auspicios en estos tiempos.
Señala que equivocan sus planes, pues desde la OEA -el ministerio de las colonias-aplicaron las prohibiciones y las órdenes despóticas para controlar el cónclave, y -denuncia- con la soberbia imperial que les caracteriza, en la Casa Blanca decidían que países y Estados
tenían la venia para participar de la Cumbre.
Pero, asevera Barrantes, camina fulgurante la dignidad, la independencia y la unidad de las naciones de Latinoamérica y el Caribe frente a los desafueros de la oligarquía washingtoniana, y por ello -subraya- hoy los déspotas de la Casa Blanca y sus secuaces están más aislados y derrotados.
El analista político expresa su solidaridad con los gobiernos legítimos y Estados de Latinoamérica y el Caribe que están siendo perseguidos por la guerra neocolonialista de Estados Unidos.
Resalta que los pueblos humildes y conscientes del continente manifiestan su respaldo categórico a los gobiernos constitucionales y soberanos de Cuba, Nicaragua y Venezuela ante esta reciclada agresión y asedio, urdida desde la demencial dictadura de Washington.
Tras reiterar el repudio total al criminal bloqueo y la guerra multidimensional contra Cuba socialista, Barrantes condena la agresión genocida perpetrada por Estados Unidos con la intención de aplastar a los pueblos libres de Cuba, Nicaragua, Bolivia y Venezuela.
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