Como es tradicional en suelo galo, a las 20:00, hora local, las encuestadoras y los medios de prensa publicaron sus estimados a partir del voto ejercido en las urnas, en todos con un duelo cerrado entre Juntos, la alianza liderada por el partido gobernante La República en Marcha (LREM); y el bloque Nueva Unión Popular Ecologista y Social (Nupes).
Según el Instituto Francés de Opinión Pública (IFOP) y Fiducial, la coalición de la izquierda, que aglutina a insumisos, ecologistas, comunistas y socialistas, contó con el 26,1 por ciento de los sufragios, por delante de Juntos (25,6), de la agrupación de extrema derecha Agrupación Nacional (19,2) y de los conservadores encabezados por Los Republicanos (11,3).
Por su parte, Ipsos-Sopra Steria divulgó un empate entre la Nupes y el oficialismo, con un 25,2 por ciento de los votos, seguidos por la ultraderecha liderada por Marine Le Pen (18,9) y los conservadores (13,7).
También la estimación de Elabe para el canal BFM TV colocó a la izquierda con una ligera ventaja (26,2), mientras atribuyó a Juntos (25,8), a Agrupación Nacional (19,1) y a Los Republicanos (11,1).
Sin embargo, el voto popular no es lo más importante en las legislativas, que tendrán el próximo domingo la segunda vuelta, y sí la cantidad de diputados a la Asamblea Nacional conseguida por las fuerzas en liza.
En un cálculo mucho más complicado, Elabe y el IFOP-Fiducial proyectaron una clara victoria de la oficialista Juntos, formada por LREM, el Movimiento Demócrata, Horizontes y Agir, aunque sin garantizarle la mayoría absoluta, al menos 289 de los 577 escaños.
De esta manera, el presidente Emmanuel Macron contaría con entre 270 y 310 diputados, a partir de una mejor diseminación de candidatos con opciones en las circunscripciones, mientras la Nupes conseguiría de 170 a 220, los conservadores entre 30 y 60 y la extrema derecha lepenista hasta 30.
El control de la Asamblea Nacional es clave para el tablero político de Francia, ya que Macron necesita la mayoría absoluta para gobernar sin grandes obstáculos y la oposición quiere evitarlo, ya sea conquistando el dominio del Palacio de Borbón o con una cantidad de legisladores que obligue al mandatario a negociar.
Para la izquierda el objetivo es aun más ambicioso, ya que si consigue más de 289 curules, trataría de impulsar la cohabitación con el nombramiento de Jean-Luc Mélenchon como primer ministro.
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