Si de cara a la primera ronda de los comicios celebrados el pasado domingo, los campos intentaron convencer a los votantes con propuestas frente a la pérdida del poder adquisitivo de la ciudadanía, en la segunda, prevista en apenas cinco días, el objetivo es enamorar a los abstencionistas, que de ser un partido político en Francia, hubiesen arrasado en las urnas.
Según las cifras del Ministerio del Interior, de los 48 millones 953 mil 984 inscritos, no acudieron a las urnas el pasado domingo 25 millones 696 mil 476, el 52,49 por ciento, una tasa de ausencia sin precedentes durante la Quinta República, la cual comenzó en 1958, dejando atrás el 51,3 de las legislativas del 2017.
A la cantidad de franceses que se abstuvieron se añaden más de medio millón de boletas anuladas o en blanco.
Siempre se habla de los que no votaron, pero nadie presta atención a los que como yo ejercimos el voto en blanco, porque ya perdimos hace mucho tiempo la esperanza en la solución de nuestros problemas, comentó a Prensa Latina Marie, quien aseguró no tener una preferencia política.
La primera ronda dejó un empate técnico entre la alianza oficialista Juntos, encabezada por el partido gobernante La República en Marcha, con 25,75 por ciento de los sufragios; y el bloque de la izquierda Nueva Unión Popular Ecológica y Social (Nupes), la cual terminó con 25,66.
Si se mantiene la baja participación, las encuestas proyectan el triunfo de los seguidores del reelecto presidente Emmanuel Macron en el balotaje, aunque sin garantizarles los 289 diputados necesarios para la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional, de 577 escaños.
En ese sentido, los sondeos muestran a Juntos con entre 260 y 295 curules y a la Nupes, que aglutina a La Francia Insumisa y los partidos Europa Ecología los Verdes, Comunista y Socialista, con de 150 a 210, por delante de los conservadores (hasta 65) y la ultraderechista Agrupación Nacional (25-35).
Para el líder de los insumisos y referente de la Nupes, Jean-Luc Mélenchon, los que se abstuvieron pueden ser un factor de cambio, si deciden votar el próximo domingo.
Mélenchon recordó en Twitter que la izquierda propone beneficios sociales, como la edad de jubilación en 60 años (Macron busca extenderla hasta los 65), y el aumento del salario mínimo a mil 500 euros por mes, además de ofrecer un bono a los estudiantes para que no tengan que trabajar.
A su juicio las legislativas representan un referendo en el que los franceses pueden decirle no a las políticas del mandatario, quien para impulsar su programa necesita mantener el control de la Asamblea Nacional.
También el oficialismo trata de conquistar a personas que se ausentaron de las urnas hace dos días, consciente del peligro real de que después del 19 de junio no cuente con el dominio absoluto del hemiciclo, aun cuando tenga más diputados que el resto de los partidos y las coaliciones.
A todos los que se abstuvieron, quiero pedirles que crean en la fuerza de su voto el próximo domingo, señaló en las redes sociales la primera ministra Élisabeth Borne.
El oficialismo apela para convencer a los indecisos al llamado a evitar que se impongan los extremos, en alusión a la izquierda liderada por Mélenchon y a Agrupación Nacional, el partido encabezado por Marine Le Pen, que consiguió en la primera ronda más de cuatro millones 200 mil sufragios, cerca de 19 por ciento de las boletas válidas.
Mucho estará en juego en el balotaje de las parlamentarias, aunque de momento nada sugiere un cambio masivo de postura de quienes no acudieron a ejercer su derecho.
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