La mayor confederación agroalimentaria de Italia se pronunció en tales términos al comentar la propuesta contenida en el proyecto de directrices de reapertura, que las Regiones deben presentar al Gobierno.
Una medida prevista tras los cierres intermitentes desde el inicio de la pandemia que redujo los ingresos de los operadores, con pérdidas facturación estimadas en más de mil 200 millones de euros, señaló el ente agrícola.
Comparó, sin embargo, que los establecimientos de agroturismos, a menudo ubicados en áreas aisladas en estructuras familiares, con un número limitado de camas y mesas y grandes espacios abiertos, constituyen quizás los lugares más seguros donde es más factible garantizar el cumplimiento de las medidas de seguridad para evitar contagios.
Diego Scaramuzza, presidente de Terranostra (asociación para el agroturismo, el ambiente y el territorio de Coldiretti), comentó al respecto que la finca juega un papel central para las vacaciones posteriores a la pandemia en Italia, que además de contribuir significativamente al turismo local en el campo italiano, garantiza el respeto de las distancias sociales y evita el hacinamiento.
En el campo italiano, acotó, las distancias se miden en hectáreas y no en metros.
Para Coldiretti con el cierre impuesto por las medidas sanitarias, además de los restaurantes, las afectaciones se extienden a los productores que se ven privados de una gran parte de la demanda.
Con la llegada de la primavera, muchas de estas estructuras están preparadas para una de las temporadas de mayor demanda por los amantes del campo.
Por esa opción vacacional optan muchos turistas para ver despertar el día entre plantas, flores y aves migratorias e incluso acondicionado la tierra, sembrando y recolectando los primeros frutos para llevar a la mesa.
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