De acuerdo con un estudio de la organización, que analiza la calidad del aire, las grandes embarcaciones de recreo llevan tiempo atracadas en la ciudad portuaria por la pandemia de la Covid-19 y suelen encender los motores para generar electricidad durante la noche.
El resultado de este escenario es una contaminación similar en el período de confinamiento a la que hubiese causado el tráfico de automóviles habitual, subrayó.
Según el director de Atmosud, Dominique Robin, el empleo de los motores para mantener la electricidad en los cruceros atracados afecta la calidad del aire.
El confinamiento de la primavera de 2020 en Francia tuvo un impacto ambiental favorable en Marsella, pero el cese de las operaciones de los grandes buques turísticos cambió todo.
Activistas locales como Elisabeth Pelliccio colocaron equipos para captar la contaminación del aire en la sureña urbe, la segunda más poblada del país, y alertaron sobre el fenómeno.
Por la noche fluctúan mucho las mediciones y no por los vehículos o los camiones en medio de las restricciones por la Covid-19, entonces solo queda considerar a los cruceros, dijo Pelliccio citada por la cadena Franceinfo.
Representantes de cruceros admitieron la contaminación causada y aseguraron que trabajan para reducirla.
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