Por Roberto F. Campos
Periodista de la Redacción Economía de Prensa Latina
Muchos ensueños debieron repletar las almas de los primeros pobladores de esa villa -cuyo nombre aborigen es Guaicanamar, lo cual significa frente al mar-, que tiene abundante magia e historias y constituye un sitio ideal para el turismo. Aún de noche puede verse el intercambio y la cordialidad con personas de otras partes del mundo.
Cuentan que un tal Antonio El Peregrino trajo la imagen de la Virgen de Regla en un óleo y levantó el santuario en 1687; cinco años después fue derribado por una fuerte tormenta y vuelto a asentar por el devoto.
Más adelante se mezclan una serie de nombres e historias, como la de Pedro de Aranda y Evellaneda, un viajero que trajo la escultura de la virgen desde España y la donó al santuario en 1696.
Verdades o leyendas, la virgen es hoy una fuerte presencia en el corazón de muchos cubanos, sobre todo de los reglanos, y en particular en las familias que profesan religiones de origen africano.
Aparte de las creencias cristianas sobre la santa, esta se convirtió, por la imaginación de los esclavos africanos en Yemayá, diosa del mar, cuyos colores son el azul y el blanco, y es madre de los restantes dioses (orishas).
Tanto en una como en otra religión, se adueña de Regla y posee una silueta fija en la ermita de ese lugar, con bata y tres pescadores que no pueden confundirse con los de la Virgen de la Caridad del Cobre, Patrona de Cuba, sincretizada como Oshún para los afrocubanos.
LUGAR IDEAL DE PASEO
De cualquier manera, Regla es un lugar ideal para pasear, muy atractivo e interesante para los extranjeros.
Las gentes de ese pueblo hablan alto, gesticulan mucho, pero sobre todo tienen en alta estima el orgullo de pertenecer a ese territorio, donde lo negro muestra su sello indiscutible desde 1687. En 1714 se proclamó a la Virgen de Regla como la patrona del pueblo.
Al desembarcar en el lugar aparece una concurrida avenida y calles empedradas, de estas la más inmediata es Santuario, donde se encuentra la Ermita de Regla y otros puntos de interés religioso.
Allí viven alrededor de 41 mil 500 habitantes y a este poblado de pescadores se le unió Casablanca, que tomó vida en el propio siglo XVIII, en las faldas de la fortaleza colonial de La Cabaña.
SUS SÍMBOLOS
Uno de los símbolos de Regla es el Monumento Memorial Lenin en la Colina de igual nombre.
El 24 de enero de 1924, por iniciativa propia, el entonces alcalde municipal (socialista) Antonio Bosch y Martínez, dictó un decreto para sembrar un olivo en recuerdo al Gran ciudadano del Mundo Vladimir Ilich Lenin, en una colina.
De esta suerte resultó el primer monumento al líder comunista fuera de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). La mencionada elevación, conocida hasta entonces como loma del Fortín, se le llamaría en lo adelante Colina Lenin.
Posteriormente, ya en el período revolucionario (después de 1959) se esculpiría el actual monumento, que constituye un símbolo municipal.
También es sugestivo el Escudo de Regla, ideado por Eduardo Gómez Loaces (1904-1975), periodista e historiador municipal y dibujado por el artista Armando Arocha Vento.
Ratificado como Escudo Municipal el 20 de agosto de 1945 en la forma tradicional de la heráldica española, en él aparece la llave que desde 1708 se encuentra a los pies de la imagen de la Virgen de Regla como Patrona de la bahía de la Habana.
La lámpara, los libros y la pluma significan el aporte de los hijos del territorio a la cultura nacional.
El pueblo de Regla, eminentemente industrial, está representado en el Monumento al trabajo, el timón y el ancla, la rueda dentada y el ferrocarril, todo ello en el escudo. Y como complemento están bajo la cinta las palabras Labor, Unión, Honor, que explican la idiosincrasia del escenario, netamente obrero.
Ambos núcleos urbanos (Regla y Casablanca) se encuentran rodeados por colinas que descienden hacia las aguas de la bahía de La Habana. Esto condiciona que los centros históricos de los dos pueblos se ubiquen en la zona llana costera y las nuevas urbanizaciones se asienten sobre las faldas de las colinas.
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