Después del fracaso de la alianza oficialista Juntos ayer en el balotaje de las elecciones legislativas, al no lograr la mayoría absoluta en la Asamblea, la Nupes dio un primer paso que valida el criterio de que al reelecto en abril presidente Emmanuel Macron no le será fácil gobernar.
Tras la publicación de los resultados de las urnas, la palabra “ingobernabilidad” fue frecuente en los medios de prensa, y la propia primera ministra, Élisabeth Borne, reconoció anoche el desafiante camino por delante.
Aunque la moción de censura anunciada por la Nupes, segunda fuerza política en el Hemiciclo detrás de Juntos, pudiera no prosperar, el mero trámite brinda una idea de los problemas que tiene Macron, quien pidió reiteradamente a sus conciudadanos garantizarle el mantenimiento del control de la Asamblea.
La víspera, el oficialismo consiguió 245 diputados, 45 menos de los necesarios para la mayoría absoluta en una cámara baja de 577 escaños, seguido por la izquierda (133), la extrema derecha de Agrupación Nacional (89) y los conservadores (64).
Por apenas segunda vez en la historia de la Quinta República francesa, a partir de 1958, un jefe de Estado tendrá que lidiar con la falta de dominio absoluto en la Asamblea, después de que enfrentara ese escenario en 1988 François Mitterrand.
Ante esta situación, figuras del gobierno, entre ellas la propia Borne y el ministro de Economía Bruno Le Maire, llamaron a construir la mayoría requerida para el control del Palacio de Borbón en diálogo con otras fuerzas.
Los conservadores del partido Los Republicanos serían el terreno tal vez más afín, sin que existan de momento garantías de que estén dispuestos a acompañar al oficialismo.
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