Antes de los comicios que volvieron a convocar a casi 49 millones de franceses, después de las presidenciales de abril, en las cuales Emmanuel Macron logró la reelección, la expectativa se centraba en conocer si el jefe de Estado tendría otros cinco años en el Palacio del Elíseo con la comodidad de contar con el control del Hemiciclo.
Las urnas expresaron la voluntad ciudadana, y aunque el abstencionismo de casi el 54 por ciento de los votantes empaña una vez más los comicios en suelo galo, no habrá en el Palacio de Borbón con sus 577 escaños una fuerza con absoluto dominio, para lo que se necesitaban al menos 289 diputados.
Macron demostró en los últimos días cuanto ansiaba mantener el control de la Asamblea, instancia que en Francia tiene la última palabra en el ámbito parlamentario, con reiterados llamados a sus conciudadanos a otorgarle ese poder.
“Nada sería peor que añadir al desorden mundial un desorden francés”, se le escuchó incluso decir el martes antes de viajar a Rumanía, Moldavia y Ucrania.
La ausencia de una mayoría absoluta constituye un serio obstáculo para impulsar las políticas y las reformas anunciadas por el mandatario en su promesa al país de desarrollar una nueva gestión, tras las críticas y las acusaciones recibidas en su primer lustro, como la inacción climática y la pérdida de poder adquisitivo.
El camino no será otro que la alianza con sectores opositores, pero es muy pronto para vaticinar escenarios, por lo que habría que de momento quedarse con las declaraciones de las principales figuras políticas del país.
La coalición oficialista Juntos alcanzó en las legislativas 245 escaños, por lo que necesitaría 44 para materializar las leyes promovidas por Macron, y en ese caso los conservadores parecen el “socio” ideal, en otras palabras el ideológicamente más cercano, o el menos lejano.
Dentro de Los Republicanos (LR), el ex ministro y alcalde de Meaux, Jean-François Copé, pidió a sus correligionarios un pacto de gobernanza con el jefe de Estado, para a su juicio salvar el país con el concurso de la “derecha republicana”. Sin embargo, el presidente del partido, Christian Jacob, se mostró bastante reacio a la idea, e incluso tomó distancia de Copé.
En lo que nos concierne, hicimos campaña desde la oposición, y seguiremos en la oposición, subrayó el dirigente de LR, que cuenta ahora con 61 diputados en la Asamblea Nacional.
También Eric Ciotti negó que los conservadores sean la tabla salvavidas de lo que calificó de “macronismo fallido”, al considerar que el mandatario “jugo con fuego y se quemó, y derrumbó al país”.
Mucho menos probable es que Macron encuentre acompañamiento en la segunda fuerza del país, la coalición de la izquierda Nueva Unión Popular Ecológica y Social (Nupes), y en la tercera, la extrema derecha representada por Agrupación Nacional (RN).
Los líderes de la Nupes, Jean-Luc Mélenchon y figuras ecologistas, comunistas y socialistas, y de RN, Marine Le Pen, tienen visiones diametralmente opuestas, pero coinciden en su rechazo a las políticas del jefe de Estado.
“Hemos logrado el objetivo político que nos habíamos propuesto en menos de un mes: derrocar al hombre que con tanta soberbia le había torcido el brazo a todo el país”, señaló ayer Mélenchon, quien celebró el avance de la izquierda y de la coalición, dueña de 133 curules.
Por su parte, Le Pen destacó los 89 escaños de Agrupación Nacional y tildó a Macron de “un presidente minoritario”, tras un resultado histórico para la extrema derecha, que genera inquietud en diversos sectores de la política gala.
El jefe de Estado será apenas el segundo de la Quinta República, a partir de 1958, que deberá lidiar con la falta de dominio absoluto en la Asamblea, después de que enfrentará ese escenario en 1988 François Mitterrand.
Ante esta situación, figuras del gobierno, entre ellas la primera ministra Élisabeth Borne y el ministro de Economía Bruno Le Maire, llamaron a construir la mayoría requerida para el control del Palacio de Borbón en diálogo con otras fuerzas.
Borne admitió el retador panorama para el oficialismo, definiéndolo de “un riesgo para nuestro país, por los desafíos que enfrentamos, tanto nacionales como internacionales”.
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