La investigadora María Guadalupe Guzmán pone por estos días rostro universal a esas mujeres, madres y personas sencillas que por toda la isla desafían a diario la adversidad para enfrentar a peligrosos virus, bacterias y otros microorganismos.
Anoche en esta capital, Guzmán recibió junto a otras científicas el Premio Internacional L’Oréal-Unesco “La Mujer y la Ciencia”, galardón que en su edición 24 reconoció a guerreras de diversas regiones del planeta, donde armadas de pipetas y placas petri combaten a enemigos tan invisibles como letales.
Pero ella no quiere la gloria, ni tampoco asumir que su nombre está por todos lados, prefiere pensar en plural, en sus compatriotas de la trinchera que defiende a la humanidad, puesta a prueba hace muy poco por el coronavirus SARS-CoV-2 y su Covid-19.
«Es un tremendo honor, pero sobre todo es un reconocimiento a todas las mujeres cubanas dedicadas a la ciencia, lo veo así», señaló a Prensa Latina la directora del Centro de Investigación del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kouri, unos minutos antes de la ceremonia en la sede de la Unesco.
La Fundación L’Oréal y el ente multilateral entregaron el premio otorgado por el jurado a Guzmán por sus trabajos pioneros sobre el dengue y toda una vida consagrada a la investigación para prevenir y salvar vidas humanas desde las biociencias.
Solo cinco mujeres reciben este reconocimiento cada año, el cual fue por primera vez concedido a una caribeña.
En su intervención en la velada, la directora general de la Unesco, Audrey Azoulay, lamentó que las féminas apenas representen uno de cada tres investigadores a nivel mundial y demandó compromiso para romper los estereotipos.
La científica cubana respiró tranquila, sabía que esa no es su realidad, pero igual le duele.
Por eso, cuando tuvo que decir unas palabras a propósito del premio, la doctora en Ciencias optó por un mensaje de esperanza.
La mujer tiene un deber ante el mundo y cuenta con el potencial para llegar tan lejos como se lo proponga, subrayó.
rgh/wmr