En entrevista con Prensa Latina el jefe del Departamento de Suelos y Fertilizantes del Ministerio de Agricultura, Dagoberto Rodríguez, explicó que el principal efecto económico y técnico de la aplicación de Nerea en las condiciones agroclimáticas de la isla es que limita las pérdidas equivalentes.
Es decir, disminuyen casi a cero las mermas naturales en la estructura del suelo causadas por el lavado y lixiviación, ya sea por el regadío o precipitaciones. Pero también beneficia la economía de los agricultores pues necesitan emplear menos cantidades de nutrientes equivalentes, apuntó.
Ejemplificó que para cumplir el 100 por ciento de la demanda nutricional de la planta al aplicar 100 kilogramos de fertilizante NPK se requiere utilizar más para suplir las pérdidas que ocurren de manera natural.
Aparejado a ello existen otros dos fenómenos que impulsan el empleo de las Nereas, uno la depresión en la compra de fertilizantes en el exterior -en los últimos tres años-, unido a la insatisfacción de la demanda del país, resaltó.
Rodríguez puntualizó que a la par de los resultados investigativos es importante la aceptación de los productores, y en el contexto de la Tarea Ordenamiento también se aprecian ventajas, pues en la compra de un fertilizante químico importado el dólar se multiplica por 24 pesos cubanos.
Mientras al adquirir este fertilizante natural –con un pequeño componente importado- se abarata el costo para los campesinos, aspectos económicos y técnicos que favorecen su aprobación.
Otra de las bondades en la aplicación de las Nereas es que con bajas concentraciones se pueden abarcar más áreas de cultivo con elevados niveles de eficiencia, y ello, por consiguiente redunda en un ahorro en la transportación.
Aunque enfatizó que esos zeofertilizantes deben utilizarse acorde al cultivo, pues cada uno lleva una dosis determinada, y aclaró que en dependencia de la siembra, podrían producir por cada tonelada de fertilizante importado hasta 50 toneladas de Nerea.
Además, aseguró, tienen un efecto en la mejora del suelo pues al incorporar minerales contribuye con su capacidad productiva.
Para este año, amplió, se prevé la producción de unas cinco mil toneladas de Nerea, y destacó que con unas mil toneladas se puede abarcar una importante área de fertilización si se tienen en cuenta que su empleo puede ser de dos kilogramos por hectárea.
Pero aun quedan pendiente algunos temas, dijo, como son la distribución razonable desde las instalaciones productoras de Nerea en las empresas Geomineras por todo el país para disminuir los costos de transportación a los diversos polos de la agricultura.
Otro reto de la industria es elevar la capacidad productiva e incorporarles nutrientes naturales, garantizar los envases y la logística de comercialización y transportación en el sistema empresarial de la Agricultura, abundó Rodríguez.
Se trata de una experiencia positiva, de cómo una transferencia tecnológica de una universidad a una empresa puede aportar beneficios a las partes involucradas, aseveró.
HISTORIA Y ALGO MÁS
Para ampliar sobre la temática, Prensa Latina se acercó al investigador de Mérito de la Universidad de La Habana y doctor en Ciencias Gerardo Rodríguez, uno de los precursores de las investigaciones sobre la aplicación de las zeolita en los fertilizantes.
Significó el investigador que la industria zeolítica fue creada en 1988 por el líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro, un programa que no existía ni en la isla ni el mundo y al pasar del tiempo evolucionó con la creación de los productos Nerea.
Creada desde hace 30 años y desfavorecida por las afectaciones del llamado Periodo Especial, en 2018 se intensificó el trabajo en esta línea productiva ante la carencia de fertilizantes.
Nerea es una marca genérica, explicó, con cinco líneas de zeofertilizantes protegidos por el secreto industrial de la Universidad de La Habana, y recientemente patentadas a partir de los intereses empresas extranjeras.
De acuerdo con Rodríguez, el principio de las Nereas es incorporar a los fertilizantes los nutrientes exactos que requieren las plantaciones, y en caso de no utilizarlos se conserven para la siguiente cosecha.
Este programa es una muestra de la importancia de los encadenamientos productivos, donde se articulan la Universidad de La Habana, el Ministerio de la Agricultura y el Grupo Empresarial Geominero-Salinero, destacó.
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