El presidente del GAF, Robeldi Nicot, informó que son 170 caficultores involucrados en esa moderna variante, de notable auge mundial, y basada en el extensionismo con el hombre en el centro de todos los empeños que, a su vez, alcanzan también a las familias campesinas y rurales.
Consideró que esta presentación favorecerá la visibilidad de esas producciones, que son resultado de convertir en una fortaleza el severo obstáculo de la carencia de agentes químicos para la atención a las plantas padecida durante varias décadas por la caficultura en Cuba.
Apuntó que esa iniciativa se aplica en los municipios de Tercer Frente, Segundo Frente, Guamá, San Luis, Songo-La Maya y Contramaestre en esta provincia oriental; y en los de Buey Arriba, Bartolomé Masó y Guisa, de la de Granma.
Como un hito mencionó Nicot la próxima primera certificación como café orgánico obtenida bajo la evaluación de una consultora en Perú, lo cual se inserta en las alianzas con organizaciones internacionales y en el país con instituciones como el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología.
Por su parte, Wilber Sánchez, productor destacado que labora en una finca agroforestal del Segundo Frente, aludió a los avances obtenidos con los cafetales en las montañas y la participación familiar, en particular, el protagonismo de las mujeres.
El especialista de calidad del Combinado Industrial Rolando Ayud, Rubert Almenares, que labora en uno de los pilares del desarrollo cafetalero cubano, reconoció igualmente las virtudes del proyecto que representa la armonía de ese cultivo con la naturaleza.
Michelle Curto, presidente de Aicec, exaltó la protección forestal lograda por Cuba después del triunfo de la Revolución, en contraposición con desalentadores panoramas en otras latitudes, lo cual permite el impulso a BioCubaCafé.
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