Este espectáculo posee una tasa media de actividad de 18 meteoros por hora y pueden alcanzar una velocidad de 49 kilómetros por segundo.
Científicos recomiendan mirarlas desde puntos elevados o alejados de las ciudades y el mejor horario será justo antes del amanecer, cuando la iluminación lunar no se interponga.
Las Líridas coinciden este año con una Luna creciente casi completa, por lo cual aconsejan dirigir la mirada hacia las zonas más oscuras, en la dirección opuesta a la posición del satélite natural.
Astrónomos refieren que no es conveniente utilizar binoculares o telescopios porque reducen el campo de visión de la lluvia de estrellas y dificultan la observación.
Se trata de uno de los espectáculos astronómicos más sorprendentes que tendrá su pico máximo durante la noche del 22 al 23 del mes en curso.
Por esos días, el planeta Tierra se acerca a los fragmentos pertenecientes al cometa C/1861 G1 (Thatcher), el cual orbita alrededor del Sol una vez cada 415 años.
Descubierto en 1861, Thatcher deja tras de sí un rastro de fragmentos que, al entrar en contacto con la atmósfera terrestre, se prende y da el efecto visual de las estrellas fugaces.
Expertos aseguran que ese evento data del año 687 antes de nuestra era y tiene su punto de origen en la constelación de Lyra.
En 1982 algunos aficionados contaron 90 Líridas de abril por hora y tasas similares se vieron en 1922; pero una de las tormentas más fuertes de ese tipo fue registrada en 1803 con 700 meteoritos por hora.
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