Casa de las Américas aludió a la presencia paulatina, tras el triunfo del 1 de enero de 1959, de autores del continente y la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac) reiteró su compromiso con la cultura y el destino socialista de la patria.
De acuerdo con el literato Abel Prieto, Palabras a los Intelectuales erradicó el posible temor o suspicacia de que la Revolución establecería directivas respecto a cómo escribir, pintar o componer y sentó las bases para un diálogo permanente entre los narradores y artistas y la institucionalidad.
En entrevista exclusiva con Prensa Latina, el también presidente de Casa de las Américas, consideró además que el dirigente de la isla suprimió prejuicios surgidos en el campo del arte y convocó a los ensayistas a participar en la gran obra de transformación educativa y cultural.
“Recordemos que 1961 es el año de la Campaña de Alfabetización y también de la invasión a Playa Girón y de la victoria de las tropas cubanas. Es decir, constituye una etapa donde emergen grandes avances bajo grandes presiones y peligros”, afirmó.
A su juicio, esa política cultural que nació en Palabras a los Intelectuales está ajena a cualquier sectarismo y dogma e, incluso, Fidel aseguró que solo podíamos renunciar a aquellos que fueran incorregiblemente reaccionarios e incorregiblemente contrarrevolucionarios.
“El uso de ese adverbio abre la posibilidad para quienes decidieran cambiar su actitud ante la vida y acercarse a los principios, espíritu e ideales de la Revolución, lo cual revela una amplitud generosa, en medio de las tremendas tensiones de aquella etapa inicial”, argumentó el político cubano.
El exministro aseveró que aquella convocatoria incluía a los intelectuales para quienes la cultura y la educación resultaban parte indispensable de la emancipación humana y la libertad, todo ello “nos curó de numerosas distorsiones”.
mv/dgh