Durante un encuentro con sede en el capitalino Palacio de Convenciones, Laidi Fernández de Juan, médica y literata, manifestó su preocupación respecto al acceso a los libros digitales de los autores presentes en la isla y solicitó el retorno de la iniciativa de visita a los centros penitenciarios como un proceso de “estímulo y aliento espiritual”.
La intelectual de la mayor de las Antillas mencionó el valor de esa propuesta en la reinserción de los recluidos a la sociedad y planteó la pertinencia del apoyo de los escritores y artistas al sector de la salud, en todos los niveles de la asistencia sanitaria.
En este sentido, recordó la labor emprendida por los humoristas cubanos en la elaboración de materiales destinados a los médicos con presencia en la zona roja del enfrentamiento a la pandemia Covid-19 y la permanencia de poetas y prosistas en los centros vacunatorios durante la aplicación de inmunógenos.
El narrador guantanamero Eldys Baratute reconoció la necesidad del establecimiento de nuevas dinámicas de promoción y pensamiento; así como, repensar las estrategias de visibilidad y estimular el acompañamiento desde entidades como el Instituto Cubano del Libro (ICL).
Los participantes solicitaron además la revaluación del número de volúmenes impresos, especialmente, aquellos cuya venta demora por carecer de demanda en el público lector, y la incidencia en la formación de los niños y jóvenes, a partir de la permanencia literaria en las bibliotecas escolares.
Nelson Simón, poeta y narrador para niños, aludió al peligro del olvido y la invisibilidad pues, en los tiempos actuales, las campañas internacionales promueven que “la buena literatura está fuera de la isla” y señaló la urgencia de revisitar volúmenes anteriores.
Desde el último Consejo Nacional de la Uneac, acontecido en enero de 2020, la institución mantuvo su trabajo orientado al cumplimiento de los acuerdos y planteamientos derivados del IX Congreso y la difusión de numerosas actividades adaptadas al contexto de la crisis epidemiológica mundial.
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