Tendrá un sabor similar a una especie de yogurt fermentado y se espera que la fórmula –la primera de su tipo- pueda acelerar el proceso de inmunización de millones de personas.
Alexánder Suvórov, jefe del departamento de microbiología molecular y laboratorio de genética molecular de patógenos del Instituto de Medicina Experimental de San Petersburgo, explicó que tanto las vacunas inyectables como las consumidas directamente conducen a la formación de una respuesta inmune.
En el proceso del producto –hecho a base de yogurt- se utiliza un fragmento del genoma del coronavirus sintetizado y este es incrustado en el genoma de la bacteria, y como resultado de esta modificación genética, se genera una proteína que a su vez garantiza la producción por el organismo de una respuesta inmune.
Es decir, las bacterias modificadas genéticamente en forma de polvo se vierten, por ejemplo, en un tanque con leche y, aproximadamente en un día, se obtiene un producto listo que no necesita ser limpiado de impurezas, solo resta envasarlo, precisa la fuente.
El equipo de científicos del Instituto de Medicina Experimental de San Petersburgo advirtió que esta vacuna comestible no debe verse aún como una fácil respuesta para derrotar a la Covid-19.
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