Embajadores y otros altos funcionarios extranjeros acudieron este miércoles a la emblemática plaza de la República para firmar el libro de condolencias, al pie del Memorial Dr. António Agostinho Neto, en esta capital.
En breves declaraciones a la prensa, el jefe de la legación de Rusia, Vladimir Tararov, consideró a Dos Santos como un verdadero constructor de la paz, que logró poner fin a la invasión extranjera y a la guerra civil, lo cual favoreció la posterior liberación de Namibia.
Apreció igualmente los lazos de respeto, amistad y hermandad del otrora gobernante con la antigua Unión Soviética y su contribución al reconocimiento del Estado angoleño en la arena internacional, pues también fue el primer ministro de Relaciones Exteriores del país tras el logro de la independencia en 1975.
A lo largo de su trayectoria política, contribuyó al fortalecimiento de las relaciones bilaterales y multilaterales con todos los países, subrayó Tararov.
Para el embajador de República Popular China, Gong Tao, la ceremonia en la plaza de la República permite evocar una vida dedicada por entero a salvaguardar la independencia nacional, eliminar el conflicto interno, restaurar la paz y comenzar la reconstrucción nacional.
En ese sentido, Dos Santos dejó una gran huella, y la parte china depositó siempre una gran amistad y relación de hermandad con el país y el pueblo de Angola, declaró.
Consultada por los periodistas, la embajadora Esther Armenteros aseguró que los cubanos comparten con los hermanos angolanos el dolor por la pérdida física del expresidente.
Cuba, recordó, fue uno de los estados que decretó duelo oficial y la bandera de la isla se izó a media asta en honor al compañero Dos Santos, que fue un destacado luchador, junto a Cuba, contra el colonialismo y por la independencia.
Según remarcó, su nación perdió a un buen amigo que siempre trabajó para consolidar las relaciones entre los dos países. «Angola, sintetizó, ha perdido un hijo y Cuba ha perdido un hermano”.
Desde Cabinda hasta Cunene, Angola vive días de luto junto a sus misiones diplomáticas y consulados, donde los libros de condolencias atesoran ya cientos de testimonios de admiración.
El exdignatario falleció el pasado 8 de julio en una clínica de Barcelona, España, a los 79 años de edad, tras prolongada enfermedad. mgt/mjm