Ese flagelo se incrementó no obstante expectativas de que cambiarían las condiciones, consignó además el informe sobre el estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2022 (SOFI 2022), elaborado conjuntamente por un grupo de agencias de ese organismo internacional.
Participaron en su confección la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA).
También por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de las Naciones Unidas y la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En 2021, informó el SOFI 2022, padecían hambre entre 702 y 828 millones de personas, pero la cifra aumentó en cerca de 150 millones desde la irrupción de la pandemia, es decir, 103 millones más entre 2019 y 2020, y 46 millones más en 2021.
Tal incremento, indicó el texto, refleja las exacerbadas diferencias entre países y dentro de ellos, debido a un patrón desigual de recuperación económica de las naciones y a las pérdidas de ingresos no recuperadas por parte de los más afectados por la pandemia.
Tras permanecer relativamente estable desde 2015, la prevalencia de la subalimentación se incrementó del 8,0 al 9,3 por ciento de 2019 a 2020 y creció a un ritmo más lento en 2021 hasta llegar al 9,8, agregó.
Estimó que cerca de 670 millones de personas seguirán padeciendo hambre en 2030, es decir, el ocho por ciento de la población mundial, igual que en 2015, cuando se puso en marcha la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
Asimismo el reporte refirió que tras un acusado ascenso en 2020, la prevalencia global de la inseguridad alimentaria moderada permaneció estable en gran medida en 2021, pero la grave alcanzó niveles más elevados.
Lo anterior, recalcó el texto, expresa un deterioro de la situación de las personas que ya se enfrentaban a dificultades importantes.
rgh/rs