La iniciativa, que se instalará en la isla noruega de Spitsbergen, pretende resguardar las piezas en obleas de cuarzo que pueden soportar condiciones extremas, como inundaciones y altas temperaturas sin comprometer la integridad de los datos, reseña la página web de Microsoft, uno de los socios de esta novedosa empresa.
Para su desarrollo, la corporación norteamericana pondrá en práctica el sistema de almacenamiento en frío creado en 2016: Project Silica, cuya tecnología permite guardar información en cuarzo mediante el uso de láseres de femtosegundo y crear grabados a nanoescala.
Global Music Vault resistirá las inclemencias del tiempo sin perder la calidad de los materiales que atesora, desde un sitio que ha sido considerado como «uno de los lugares más seguros de la Tierra».
Desarrollada por la sociedad de empresas comerciales Elire Management Group, la iniciativa incluirá grabaciones de representantes icónicos de la industria sonora internacional como la banda británica The Beatles hasta la obra de comunidades originarias como las de Australia.
Los involucrados en el proyecto informaron, además, que a partir del próximo año empezarán a nutrir el catálogo de la bóveda, el cual incluirá, inicialmente, obras de la británica Beatie Wolfe, el repertorio del Premio Polar, de Suecia; la Biblioteca musical de Alexander Turnbull, de Nueva Zelanda y la Biblioteca Internacional de Música Africana.
La bóveda, que tendrá en cuenta las sugerencias de cada territorio, incluirá progresivamente piezas modernas, luego de ser consultadas y aprobadas por los titulares de sus derechos, mientras un comité mundial trabajará con grupos de distintas naciones y seleccionará las grabaciones que formarán parte del búnker milenario.
Ante el calentamiento global, conflictos bélicos y el temor constante del “fin del mundo”, diversos proyectos han surgido en los últimos años con el propósito de preservar, para futuras generaciones, los aportes de la humanidad.
En ese sentido destacan el Archivo Mundial Ártico y la Bóveda del fin del mundo, ubicados en la misma isla noruega, así como la Biblioteca del Futuro, en Oslo, la cual atesorará 100 manuscritos de autores internacionales hasta su posterior impresión en 2114.
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