Para el periodista las honras fúnebres al compositor y pianista César Pedroso fueron símbolo de despedida relativa porque, según afirmó, un maestro de semejante grandeza “es de los que va y regresa” para permanecer vivo siempre en su legado y aportes cimeros a la catedral del son.
En sus palabras de homenaje, de la Hoz resaltó la dimensión de Pedroso como “músico atento a la tradición popular y a la imbricación con los recursos de la academia, donde el son y el bolero mantuvieron altura”.
De acuerdo con el crítico de arte, el encuentro fue momento «para celebrar la consciencia de la sobrevida» y el hasta pronto a un hombre que mostró su genialidad en una decena de álbumes y evidenció su poder de convocatoria en plazas y salones de bailes de Cuba y la geografía mundial.
Pupy pulió sus armas con la orquesta Revé y participó en la gestación de uno de los fenómenos más revolucionarios de la cultura musical cubana: Los Van Van, desde donde contribuyó a la cristalización y estilística del songo y la timba junto a Juan Formell, su hermano de alma, sentenció el especialista.
Pero el arreglista, no quedó conforme con dejar su impronta en el catálogo de éxitos vanvaneros y volvió a nacer en 2002 cuando creó Los que Son Son. Allí, agregó de la Hoz, llevó una fusión de formatos instrumentales y logró una especie de síntesis o conversión sonora de la música popular de la nación.
Donde tocaba, una eclosión de cubanía y modernidad incendiaba la atmósfera y así seguirá siendo.
Pupy continúa renaciendo, alimentando nuestro espíritu y sensibilidad junto a Juanito (Formell) y Adalberto Álvarez porque él, tal y como indica la seña de su orquesta: es lo que es: música, concluyó.
El Teatro Nacional de Cuba reunió a familiares, amigos, admiradores, bailadores, alumnos y defensores de la música cubana que llegaron a cantar y ofrecer respeto al Premio Nacional de Música 2013, artista cubanísimo y autor de un centenar y medio de obras implantadas en la memoria sonora de la isla.
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