Según un reporte de la entidad con sede en esta capital, el consumo de la bebida alcohólica cerró con un estimado de 234 millones de hectolitros, siete millones por debajo de la cantidad informada en 2019.
La disminución es similar a la vivida como consecuencia de la crisis financiera de 2008 y 2009, y para encontrar una situación peor habría que regresar dos décadas atrás, precisó.
En octubre pasado los estimados de la OIV llegaban a una caída del 10 por ciento en 2020 a partir del impacto de la pandemia, en particular los confinamientos y los cierres de restaurantes, bares y cafés por todo el planeta.
Otros elementos considerados por la organización en sus vaticinios sobre el consumo fueron el decrecimiento del turismo y la política arancelaria de algunos países, entre ellos Estados Unidos bajo la administración de Donald Trump, quien estableció impuestos para algunos vinos europeos. Sin embargo, el retroceso fue menor, en buena medida por el auge de las ventas de vino en los supermercados.
Respecto a los principales exportadores, la OIV ratificó a Francia como el principal, con ventas por ocho mil 700 millones de euros, una relación en la que solo Nueva Zelanda y Portugal no registraron una baja.
Para el 2021, el director general de la organización, Paul Roca, mostró optimismo, sobre todo para el segundo semestre, con la mira puesta en los progresos en la lucha contra la Covid-19.
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