En un comunicado, el gigante aeronáutico atribuyó la operación a la necesidad de simplificar su gobernanza y los procesos industriales, tras un año de pérdidas multimillonarias por la pandemia y de una reducción del 40 por ciento en la secuencia de producción de aeronaves comerciales, sector duramente golpeado por la crisis sanitaria.
Según Airbus, la reforma no tendría consecuencias adicionales en la plantilla de la compañía, más allá de la supresión de 15 mil de 134 mil empleos esgrimiendo las afectaciones causadas por la Covid-19.
El objetivo del fabricante es crear dos empresas, una a base de Stellia y de las factorías de Nantes y Saint-Nazaire, en Francia, donde se elaboran asientos, fuselajes y partes de alas; y otra en Alemania, a partir de instalaciones en las ciudades de Stade, Bremen y Hamburgo.
Ambas entidades estarán incorporadas en su totalidad a Airbus, por lo que dejarán de considerarse proveedoras.
Para el dirigente sindical de la CFTC francesa Florent Veletchy, se trata de una buena noticia para los trabajadores, siempre y cuando las nuevas empresas tengan a su cargo la fabricación de las estructuras del avión del futuro.
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