Al realizar un balance de los programas de alimentación impulsados por el Gobierno venezolano, el mandatario recordó que el país resulta víctima de la persecución a las importaciones relacionadas con el sector petrolero, en virtud de las medidas coercitivas implementadas por Estados Unidos.
Las acciones punitivas implican obstáculos y amenazas a cualquier empresa internacional que pretenda vender a Venezuela derivados del crudo, ‘las sancionan, congelan sus recursos, le cierran las cuentas bancarias, le expropian los barcos’, indicó.
El Maduro destacó la paulatina recuperación de las refinerías del país, lo cual permitirá regularizar el tema de la distribución de diésel a los productores agropecuarios.
Asimismo, exhortó a los sectores productivos a transformar a Venezuela en una potencia agroindustrial, que la economía comience a girar alrededor del campo, de la producción del alimento, del procesamiento, de la distribución, y poner al ser humano en el centro.
Medidas de presión de Estados Unidos orientadas a obstaculizar la importación de ese derivado del crudo por parte de Venezuela incrementaron los efectos sobre el funcionamiento de las cadenas de suministro alimentario y la capacidad logística del transporte de carga y pasajeros, entre otros sectores.
La incorporación del diésel como objeto de las sanciones estadounidenses comenzó a finales de octubre de 2020, cuando el enviado especial de Washington para Venezuela, Elliot Abrams, admitió acciones en esa dirección.
Según Abrams, la administración de Donald Trump trabajaba en función de suprimir los intercambios de diésel entre la estatal Petróleos de Venezuela y sus aliados comerciales Repsol (España), ENI (Italia) y Relliance (India), reseñó un informe del Instituto Samuel Robinson.
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