Las llamas retornaron la víspera a la localidad de Landiras, donde junto a La Teste-de-Buch, fueron arrasadas a mediados de julio 21 mil hectáreas de bosques, mientras que en esta ocasión, en poco más de 24 horas ya resultaron destruidas otras seis mil 200.
Ante las llamas aún en progresión, según el subprefecto departamental, Martin Guespereau, 10 mil personas dejaron sus hogares en las inmediaciones del foco de los incendios y varias rutas quedaron cerradas al tráfico vehicular.
La prioridad es salvar vidas, afirmó Guespereau, quien señaló que no hay heridos entre los civiles.
En las redes sociales, la primera ministra Élisabeth Borne anunció que estará mañana en Gironda, al igual que el ministro del interior Gérald Darmanin.
También en territorios como Maine y Loira, Jura y Aveyron se reportan fuegos forestales, aunque de mucha menor magnitud.
La sequía sin precedentes que azota a Francia, con sus 96 departamentos metropolitanos afectados en algún nivel, combinada con las altas temperaturas características del actual verano y los vientos, generan un escenario favorable para la propagación de los incendios en los bosques.
En las horas recientes, Darmanin apeló a los empleadores a liberar en agosto a los bomberos voluntarios.
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