El Consejo de Artes Escénicas de esa provincia, conocida como La Atenas de Cuba, convidó a la intervención de la cultura en los centros de evacuados, sobre todo, por la presencia de niños en esos escenarios y el necesario mensaje de tranquilidad, optimismo y relajación.
En declaraciones a Prensa Latina, Madrigal, graduada en la Universidad de las Artes (ISA), comunicó que el resto del elenco del proyecto infantil Barquito de Papel no pudo acudir a esos sitios, por tanto, diseñó un guion, editó la música y preparó a los títeres Maravilla y Pelusín del Monte.
Para seducir al público asistente en la Escuela Vocacional de Arte Alfonso Pérez Isaac, presentó la leyenda guaraní del zunzún o colibrí, la cual alude a la persistencia de la pequeña ave en la sofocación de un incendio en el bosque y «la importancia de cada uno hacer la parte que nos corresponde».
«Al terminar, un señor se me acercó y me dijo: mi mamá admira mucho su trabajo, pero no pudo acudir a la actividad porque está con fiebre, ¿usted puede ir a saludarla?’ Y fue hermosísimo acercarme a la anciana y desearle una pronta recuperación. Ese es nuestro mayor premio», señaló.
La artista, conocida en la isla por el programa televisivo Barquito de Papel, refirió el valor de ese espacio, presente durante 18 años en la pantalla chica con un personaje creado por ella en 1995, la payasita Maravilla, y de conjunto con su esposo, el dramaturgo y narrador Jesús del Castillo.
«Cuanto hubo en cada emisión pasó por nuestras manos; todo lo escribíamos, consultábamos y concebíamos en la casa. Estuvimos durante casi dos décadas, semana tras semana, en los hogares cubanos. Para nosotros fue algo extraordinario y un reto que no habíamos calculado», expresó.
Madrigal labora en la emisora Radio 26; continúa con las peñas dedicadas a Barquito…, impulsadas desde 2007, y, a su juicio, «cuando vas a un juego de pelota y en las gradas gritan: anota tontina una sardina, frase salida de tu cosecha, resulta una dicha inmensa de la vida».
Según la actriz, el programa llegó con la fragilidad de ese origami; la propuesta, que emergió durante la realización del proyecto Soy Feliz, solo transcurriría inicialmente en el verano y, sin tener aún nada en la mano, comenzó esa travesía junto a su esposo, fallecido en 2019.
«Generaciones de niños recuerdan todavía las expresiones propias de esa propuesta, eso no tiene precio. Es algo lindo haber creado tantas alegrías. No puedo dejar fuera a personajes como las lombrices inteligentes, hicieron felices a pequeños y mayores», argumentó.
De acuerdo con el también guionista Jesús del Castillo, el programa era para espectadores de uno a 100 años, «porque la familia completa disfrutaba de las cartas, dibujos, juegos y marionetas, e incluso, un pescador nos dijo que había aprendido de peces gracias al Barquito», concluyó Fara.
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