Alrededor de dos horas duró la manifestación, que recorrió en vehículos las principales arterias de la ciudad de Kilamba, en la provincia de Luanda, para sumarse a la iniciativa de caravana internacional de condena a las medidas punitivas de Washington.
Al decir del secretario general de la Asociación de Amistad Angola-Cuba (ASAC), Fernando Jaime, resultan inconcebibles las sanciones contra una nación inofensiva, que mucho ha contribuido al bienestar de los demás.
En la actual coyuntura, cuando los estados proclaman la igualdad y la solidaridad, nada justifica el mantenimiento del bloqueo, subrayó el representante de la ASAC, en el punto de partida la movilización.
Similares criterios sostuvo el presidente de la Asociación de Exestudiantes Angoleños en Cuba, Agustín da Costa Narciso, quien calificó al bloqueo estadounidense como un intento de asesinato.
Para Félix Arozarena, miembro de la Asociación de la comunidad de cubanos residentes en Angola (Accra), el acoso por parte de las autoridades norteamericanas constituye un absurdo, sin sustento jurídico ni basamento moral.
Otra de las participantes en la caravana, Carmen Palacios, consideró que las mujeres, y en especial las madres, podrían contar extensos y tristes relatos del sufrimiento de las familias cubanas, cuando hay escasez de alimentos, medicinas, transporte y otras muchas cosas.
‘De no ser el bloqueo, la vida de nuestras familias sería muy diferente, pues en Cuba la política del Estado está en función del pueblo’, sintetizó la educadora en declaraciones a Prensa Latina.
A juicio del compatriota y profesor universitario Alberto Fiol, el bloqueo representa el principal obstáculo para el desarrollo económico y social de la Isla, pues limita el acceso a materias primas e insumos, combustibles, tecnología y financiamiento externo, respondió.
Por su parte, el presidente de la Accra, Carlos Moncada, consideró que la política de la potencia norteña también es condenable por su carácter extraterritorial, en perjuicio de terceros países.
Consultado por Prensa Latina, el joven angoleño Carlos Pedroy estimó que la solidaridad con los cubanos es un acto de justicia, pues ‘todos los pueblos deberían tener iguales oportunidades para el desarrollo de manera libre e independiente’.
En ese sentido, opinó, la Organización de las Naciones Unidas debería tener ‘un papel más preponderante’: sucesivas resoluciones del organismo reclamaron el fin del bloqueo, sin embargo, no hay un acatamiento por parte de las autoridades norteamericanas.
‘Y si Cuba sigue en esas condiciones, entonces, ¿dónde están los derechos humanos?, cuestionó el entrevistado.
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