La cita pone foco en la rumba, manifestación artística distintiva de Cuba y reconocida por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura como patrimonio inmaterial de la humanidad.
Este año, el Festival también visibiliza el legado africano latente en la nación antillana y evidencia los esfuerzos por declarar los denominados tambores batá como patrimonio inmaterial de la nación, según sus organizadores.
Internacionalmente, el evento destaca la participación de la Asociación Nacional de Amistad Italia-Cuba sumado a una delegación proveniente de México, que permitirá reforzar los lazos culturales entre naciones.
Hasta el 10 de septiembre, la programación del certamen se extiende a las casas de cultura y comunidades de las provincias Pinar del Río, Camagüey, Cienfuegos, Guantánamo y la capital de la isla donde cobran relevancia desde los talleres teóricos y prácticos sobre las danzas afrocubanas hasta las presentaciones de orquestas en vivo.
La cita mantiene vigente sus postulados fundacionales y tendrá su clausura en el barrio de San Isidro, en La Habana Vieja, con la presentación del grupo Descendencia rumbera y la compañía Raíces profundas.
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