La varilla elevada a 2,45 metros, desde el 27 de julio de 1993, en Salamanca, España, resistió el paso del tiempo y se mantiene intocable.
De visita en España, donde uno de sus hijos, Jaxier, tiene a sus 14 años un porvenir en el atletismo con 1,97 metros en el campeonato nacional aquí, Sotomayor dijo en exclusiva con Prensa Latina que el deporte supone consistencia, esfuerzo, entrega y un ápice de suerte.
“Por supuesto que llega la inquietud hasta cuándo durará mi récord. A fuerza de ser sincero –y no por un deseo personal-, todo indica que le quedan años, porque de un tiempo a esta parte se ha frenado la progresión de los saltadores del momento”, comentó.
Ante la insistencia de Prensa Latina, recordó que durante los años 2013, 2014 y hasta 2015, el ucraniano Bohdan Bondarenko se proyectada como fuerte candidato a quebrar la plusmarca del orbe de Sotomayor. Llegó a saltar 2,42 metros y se enfrascó en la disputada por la cima con el qatarí Mutaz Essa Barshim.
Sin embargo, después de intentar batir la primacía del cubano tres veces en 2013, no volvió a recuperar su forma. Ahora es Barshim y el italiano Gianmarco Tamberi las principales figuras de la especialidad.
Antes, con Sotomayor se codearon nombres como los suecos Patrick Sjöberg (exrecordista mundial con 2,42 metros), y Stefan Holm, los rusos Yaroslav Rybakov, Sergei Klyugin y Vyacheslav Voronin, entre otros.
Campeón olímpico de Barcelona 1992 y subtitular en Sydney 2000, además de numerosas medallas de oro en torneos y copas del mundo, Juegos Panamericanos y lides del orbe bajo techo, el “Príncipe de las Alturas”, como fue llamado en su época, opina que en la actualidad los registros no son estables sobre los 2,40 metros.
Premio Príncipe de Asturias de los Deportes, Sotomayor aprecia también el privilegio de ostentar la primacía universal del salto alto en pista cubierta, 2,43 metros, establecido en Budapest el 4 de marzo de 1989.
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