Al intervenir en la continuación de los debates de la sesión 51 del Consejo, el diplomático consideró imperativo rescatar los objetivos centrales de cooperación y diálogo por los que debe regirse el órgano especializado de las Naciones Unidas, en el cual potencias occidentales intentan imponer sus intereses y posturas hegemónicas.
“Más de 15 años después del establecimiento de este Consejo, el sistemático accionar selectivo, politizado y punitivo de los países occidentales, continúa hundiendo en el descrédito y la inoperancia a este órgano. El Consejo se va pareciendo a un cementerio político de operaciones fracasadas de intentos de cambio de régimen”, advirtió.
El representante de la isla calificó de preocupante e inaceptable que algunos gobiernos conduzcan al Consejo de Derechos Humanos hacia el mismo destino de la Comisión de Derechos Humanos, extinta desde el 2006 tras verse sumida en la manipulación y la selectividad.
De acuerdo con Quintanilla, también el foro sustituto ha sido presa de quienes convierten el importante pilar de los derechos humanos en una herramienta para la confrontación, la venganza geopolítica y la injerencia.
Con ese objetivo, se ha regularizado el establecimiento de mecanismos contra países, que no cuentan ni podrán contar con el consentimiento de los Estados concernidos, ni resolverán situaciones de derechos humanos en lugar alguno, subrayó.
El embajador de Cuba repudió que con frecuencia esas iniciativas cuenten con la desvergonzada complicidad de mecanismos de derechos humanos auto-considerados serios e independientes, así como con decenas de organizaciones no gubernamentales que se comportan como instrumentos al servicio de los objetivos de occidente.
Quintanilla también denunció en el Consejo de Derechos Humanos el doble rasero mediante el cual algunas potencias ocultan de manera impune sus problemas, al tiempo que acusan a otros.
Resulta alarmante que no se denuncien las flagrantes y evidentes violaciones de derechos humanos de los poderosos, desde la violencia policial sistémica contra afrodescendientes hasta la proliferación de discursos de odio oficiales contra religiones, países del Sur, migrantes y solicitantes de asilo, insistió.
Asimismo, rechazó que no se condene la utilización de medidas coercitivas unilaterales y las políticas agresivas contra Estados soberanos, gobiernos legítimos y ciudadanos de países enteros, solo por su nacionalidad.
“Concluyo reiterando que deben cesar la politización, los dobles raseros y la selectividad en el tratamiento de los derechos humanos”, reclamó el diplomático cubano.
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