Por Yilian Arzuaga Pina
Redacción de Cultura
Nombrada primera bailarina en diferentes escenarios, la artista exhibió talento y capacidad de adaptación desde sus inicios en el universo de esta disciplina a los nueve años, en la escuela vocacional de artes de la oriental provincia de Holguín, hasta su entrada en el Ballet Nacional de Cuba (BNC) y luego ante los reflectores del mundo.
Figura principal del BNC desde 2005 y ganadora del Grand Prix Giuliana Penzi (2010), audicionó para bailar en el Ballet Nacional de Noruega, donde ostentó por segunda vez dicho título, debido a las ambiciones de desarrollar una carrera internacional.
“Es una compañía con un repertorio maravilloso, que representé durante ocho años, y trabajé con coreógrafos modernos como el estadounidense William Forsythe, con quién hice ballet clásico, teatro, incluso experimenté un poco el canto, que me enriqueció además como artista”, señaló Correa en exclusiva con Prensa Latina, durante su participación en la edición 27 del Festival Internacional de Ballet de La Habana.
“En el conjunto noruego nunca había estado una cubana, todos esperaban la bailarina que venía haciendo muchos saltos, piruetas, virtuosismo; esperaban otro tipo de fisionomía, incluso una técnica distinta; siempre me dicen que he incorporado mucho de Europa a mi forma de hacer”, confesó la artista. Armada de entrega, voluntad y mente abierta, Correa aprovechó cada oportunidad, lo cual le permitió ampliar su repertorio y experimentar diferentes técnicas de la mano de coreógrafos como el checo Jiří Kylián, pues deseaba explorar más allá de Giselle o La bella durmiente, incluyendo otras versiones de los mismos clásicos.
Anteriormente la bailarina hizo algunas giras internacionales con la compañía cubana, y compartió durante varios meses en Madrid con el español Víctor Ullate, quien le enseñó otros géneros, como el moderno, un estilo que le ayudó con los patrones del clásico aprendido durante 10 años.
“El me desarmó totalmente, me llevó al extremo, creo que hasta mi cuerpo creció, se me alargaron los brazos, fue un trabajo muy intenso”, reveló Correa.
De esta manera, la bailarina hizo gala de la técnica depurada que distingue a los cubanos, salidos de una academia de excelencia caracterizada por el virtuosismo de los giros y saltos, “en la cual los niños aprenden la parte difícil desde pequeños, y a los 15 años tienen una buena técnica, que posteriormente pueden mejorar”.
“En mi caso interpretar otras coreografías iba más allá de lo estudiado; por tales razones, me enfoqué en perfeccionar mi base y combiné la técnica cubana con la línea europea”, aunque esta fusión llegó antes de cruzar el océano Atlántico, pues sus intereses florecieron en la isla caribeña.
DIVERSAS COMPAÑÍAS Y COREÓGRAFOS
Según relató Correa, trabajó con maestros franceses de la Ópera de París, centrados en la calidad y en la limpieza entre los pasos, quienes notaron el maridaje de ambas técnicas en su puesta en escena y la capacidad de interpretar piezas complejas como Don Quijote, El lago de los cisnes, y Romeo y Julieta.
“Mi forma de bailar me hizo destacar entre el resto de las bailarinas, probé nuevas formas, mi estilo cambió y ello signó mi periplo por diversas compañías y coreógrafos”, hasta asumir todas esas mutaciones y depurar los movimientos en la escena.
Admiradora de la rumana Alina Cojocaru, la argentina Marianela Núñez y las francesas Aurélie Dupont y Dorothée Gilbert, Correa apostó siempre por expandir sus conocimientos y eso la condujo hasta el Ballet de la Ópera de Berlín, Alemania.
Primera figura del conjunto germano desde hace cuatro años, la artista encuentra inspiración en sus bailarines, conocidos mundialmente por la alta profesionalidad, que “me impulsa y a la vez supone un reto en mi carrera para querer superarme cada día”.
A pesar de que Correa tiene una espalda muy arqueada y un poco flexible -que le dificulta para encontrar su eje- esto no le impide dar lo mejor en las tablas a partir de la técnica base, que como ella misma mencionó, es la clave de todo, en cada coreografía.
“Son horas de ensayo en el estudio, así me hice a pura práctica, mi día empieza a las 5:30 de la mañana con una preparación física antes de comenzar con la compañía. Actualmente sigo practicando para mantener mi nivel, sino este mermaría, lo primero es entender la técnica y luego conocer la historia que voy a interpretar”.
Para quien logró un lugar cimero en la danza, el tiempo representa una fuente inagotable de sorpresas. “Tengo muchos retos, la próxima temporada trabajaré con el coreógrafo sueco MatsEk, otro de los sueños que quería realizar desde hace tiempo”.
“También estaré en la primera semana de diciembre como invitada en Italia, para bailar el Cascanueces en Milán con un bailarín de Finlandia, y posteriormente en Roma, junto a una de las primeras figuras de esa ciudad”, señaló Correa.
Aunque su nombre ya aparece en los libros de figuras destacadas de la danza, la prolífica bailarina fija el rumbo hacia nuevos retos y fronteras, como protagonizar una pieza del coreógrafo francés Maurice Béjart y dirigir una compañía.
Acreedora de galardones como el Premio Positano: mejor bailarina revelación (2012) o Wilhelmsen Holding ASA Company Award for Opera and Ballet (2014), también fue artista invitada en otras compañías internacionales como el Royal Ballet de Estocolmo, Suecia, y el Ballet del Teatro de San Carlo, en Nápoles, Italia.
Reconoce que el ballet es una carrera corta, donde debe cuidarse la alimentación y hacer ciertos sacrificios para alcanzar el éxito, ese que la consagró en algunas de las obras más famosas junto a primeras figuras de Rusia y España, entre representantes de otros países con los que ha bailado.
Para la diosa del Olimpo nada es imposible, pues a sus 40 años comenzó una nueva carrera en el mundo artístico. “En Berlín fui contactada por agencias de fotografías que me vieron en la escena y ahora también soy modelo, colaboro con varios diseñadores, e incluso trabajé en la semana de la moda en Madrid».
“Estoy casi en período de retiro, hay compañías que tienen reglas y a cierta edad debes retirarte, todo depende del nivel físico y los cuidados del cuerpo a la largo de la carrera, pero la verdad no he pensado mucho en eso, prefiero enfocarme en seguir mejorando mi técnica y dar lo mejor en el escenario”.
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