Al intervenir en la XV Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe, Amarelle destacó que, gracias a la vocación humanista y de justicia social de la Revolución iniciada en 1959, la nación caribeña posee una cobertura universal y gratuita de servicios de salud, educación, cultura, deporte y asistencia a los grupos más necesitados.
Por ello, pudimos enfrentar la pandemia de la Covid-19 y vacunar con fármacos propios al 98,6 de nuestra población, incluyendo los niños, señaló.
Asimismo, afirmó que en Cuba existen buenas prácticas y medidas con efectos conciliatorios basados en la corresponsabilidad, entre ellas los círculos infantiles, el programa Educa a tu hijo, el Decreto ley de la maternidad, la atención a personas con discapacidad y al adulto mayor.
Nuestra experiencia demuestra que las políticas públicas de inclusión y protección social, sustentadas en procesos democráticos y participativos, son determinantes para reconocer, redistribuir, remunerar y representar el trabajo de cuidado, aseveró.
Además, señaló que esos temas están incluidos en la Constitución, el Programa Nacional para el Adelanto de las Mujeres y el Código de las Familias, hecho por las manos del pueblo cubano y aprobado recientemente.
Esta última es una normativa de amor, que pone el cuidado de la vida como un deber y derecho de suma importancia, como una condición necesaria para el bienestar y el desarrollo, indicó.
Por otra parte, denunció que el bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos a la isla constituye un obstáculo importante para ejecutar los programas sociales de la mayor de las Antillas.
Amarelle también condenó la inclusión de Cuba en una lista de supuestos patrocinadores del terrorismo elaborada por Washington y agradeció el apoyo de numerosos países ante esas agresiones.
También recordó que la Primera Conferencia Regional sobre la Mujer tuvo lugar hace 45 años en La Habana, marcó un hito en la historia de los movimientos feministas y evidenció que no es posible construir nuevos paradigmas sobre estructuras depredadoras que consideran al capital como lo más relevante.
Vilma Espin (1930-2007) fue electa presidenta de aquella instancia. Los acuerdos y compromisos asumidos en esa y otras citas posteriores nutren la agenda latinoamericana que constituye una hoja de ruta profunda, ambiciosa e integral para implementar los objetivos de desarrollo sostenible, apuntó.
Los desafíos son inmensos y las oportunidades históricas. Saberlas aprovechar es nuestra responsabilidad, concluyó.
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