Francia se comprometió a acoger a “un tercio” de los extranjeros, mientras que el resto podrían ser trasladados a otros países europeos, de acuerdo al mecanismo de solidaridad europeo introducido este verano.
Según declaró el ministro del Interior francés, Gérald Darmanin, nueve países ya aceptaron recibir a estos desplazados (Alemania, Croacia, Rumanía, Bulgaria, Lituania, Malta, Portugal, Luxemburgo e Irlanda), si bien aclaró que aquellos que no cumplan los criterios de los solicitantes de asilo «serán deportados directamente».
La llegada del buque humanitario, tras 20 días de esperar en el Mediterráneo la petición de un puerto seguro, desató el enfrentamiento entre los gobiernos de París y Roma ante la negativa de este último de permitir al Ocean Viking el atraque en alguno de sus puertos, tal y como establece el derecho marítimo internacional.
Darmanin denunció anoche el “comportamiento inaceptable”, “irresponsable” e “inhumana” de Italia, y aseguró que el ejecutivo de la ultraderechista Giorgia Meloni ha “tomado la decisión de no comportarse como un Estado europeo responsable”, dijo.
Además, el ministro anunció que Francia renunciaba temporalmente a la reubicación de tres mil 500 inmigrantes que se encuentran en Italia, y para los que el país transalpino había recurrido al citado mecanismo de solidaridad europeo, y añadió que habrá “consecuencias extremadamente fuertes en las relaciones bilaterales” franco-italianas.
Pero el gobierno de París también tuvo que soportar la arremetida de la derecha francesa, conservadora y ultranacionalista, por aceptar la llegada de 234 inmigrantes, 57 de ellos menores, que fueron rescatados a finales de octubre frente a las costas de Libia.
El líder de los senadores de Los Republicanos y candidato a la presidencia, Bruno Retailleau, pidió el retorno de los inmigrantes a sus países de origen, afirmando que el Ocean Viking era el “caballo de Troya de la inmigración ilegal en Europa”.
Por su parte la dirigente de la ultraderechista Agrupación Nacional, Marine Le Pen, acusó al presidente francés Emmanuel Macron de inacción ante la “inmigración masiva y anárquica”, y aseguró que acoger el barco humanitario era una “dramática señal de laxitud”.
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