Por Raúl García Álvarez
Corresponsalía en Sancti Spíritus
La fusión de conocimientos hispanos y africanos posibilitó en estos territorios un tesoro de inmenso valor en la arquitectura, la música, la literatura y el arte, pero sobre todo en la formación de la nacionalidad.
El desarrollo de la industria azucarera fue el momento de mayor auge de la presencia de esclavos en estos territorios ancestrales, a los cuales trajeron sus ritos y tradiciones, dando paso al sincretismo con las tradiciones españolas de los colonizadores.
La Santería (Regla Ocha) o culto de los orishas, forma parte del grupo de religiones de origen africano, en lo fundamental de raíz yoruba, en la cual se mezclaron elementos y prácticas culturales con el cristianismo católico.
Los ritos realizados de forma encubierta en zonas rurales, en los primeros tiempos en la mitad occidental de la isla, se extendieron al centro, a las haciendas cañeras de Trinidad y Sancti Spíritus, hasta llegar de forma progresiva al oriente cubano.
Según historiadores locales, en 1816 y 1817 más de seis mil negros bozales -cazados o comprados a intermediarios- aportaron al desarrollo azucarero en ambas villas.
En el Valle de los Ingenios, que también ostenta el título Patrimonial de la Unesco, con unos 250 kilómetros cuadrados de superficie, se agrupó el mayor número de trapiches -pequeñas industrias- de crudo sin refinar.
Datos conservadores dan cuenta de que en 1827 trabajaban en los 56 ingenios unos 12 mil esclavos, y aportaban una producción de cerca de 640 mil arrobas de azúcar, récord para Cuba y el mundo.
María Antonieta Jiménez, historiadora de la villa espirituana, opina que fueron momentos de gran esplendor para el desarrollo local y a la vez de miseria y esclavitud inhumana.
LOS CABILDOS Y SUS DEIDADES
El cabildo Luz Divina de Santa Bárbara, en el barrio de Jesús María en Sancti Spíritus -sitio frecuentado por turistas extranjeros y nacionales-, conserva la historia de sus antepasados y la vinculación con las guerras independentistas.
Entre sus paredes y toques se viaja en la cubanía, al ser fieles a las deidades afro que llegaron para cultivar el amor, indica Felicia Pérez, vecina de la sala de culto donde los perfumes y los olores a cera lo invaden todo.
Prensa Latina conoció que la casona se conserva desde la segunda mitad del siglo XIX. Desde sus inicios María Sixta Valle, su dueña, tenía dos encantos: la libertad de la isla y sus deidades.
Por ello en el altar principal estaba y se mantienen presentes la bandera cubana y Changó. Fue mambisa espirituana y alcanzó los grados de capitana del Ejército Libertador en la guerra grande (Guerra de los Diez Años, 1868-1878).
En el Estudio sobre el Cabildo de Congos Reales San Antonio de Trinidad, se afirma que varios fueron los grupos africanos asentados en la villa trinitaria. Los más sobresalientes resultaron los yoruba o lucumí, practicantes de la conocida Regla de Ocha o Santería y los de la Regla de Palo o Regla Conga.
San Antonio de Padua, a quien corresponde el 13 de junio en el calendario litúrgico católico, es el patrono de la institución, al cual se rinde culto con la deidad yoruba Ochún (Virgen de la Caridad), la patrona de Cuba.
Actualmente se conserva viva la tradición religiosa e incluso los tambores originales para los toques a San Antonio. Se trata de una herencia familiar trasladada de una generación a otra.
Este cabildo tuvo sus orígenes en el siglo XIX, específicamente en 1856, cuando un grupo de congos libres adquirió una vivienda con vistas a reunirse para realizar sus actividades y ayudar a los hermanos más necesitados.
Como todo cabildo de nación, el de los Congos Reales de Trinidad posee una bandera de rayas rojas y amarillas con el fondo negro, además de la cubana situada en una esquina del altar.
Oggún, el dios herrero, vino con los negros esclavos y aunque para poder celebrar sus fiestas tuvieron que simular adoración a un santo católico, la tradición cultural llegó hasta nuestros días.
También como parte de las tradiciones los lugareños practicantes celebran el 17 de diciembre el día de San Lázaro, o Babalú Ayé, que significa “Rey o padre del Mundo”, hermano de Changó para los creyentes de las religiones de origen africano.
arb/rga