Por Maitte Marrero Canda
Corresponsal en Guatemala
En 1999, Israel Rojas (voz principal) y Joel Martínez (guitarra acústica y segunda voz) dieron los primeros pasos en la música en su natal Guantánamo, y quiso el azar que por tercera vez celebraran en la tierra del Quetzal un nuevo aniversario de éxitos, pero también de polémicas, en tanto su obra es crónica del tiempo que les toca vivir. En entrevista exclusiva con Prensa Latina, Rojas confesó tener “los afectos que nos hemos merecido y los enemigos que nos merecemos, y en ese sentido estamos muy contentos”.
“Más allá de los premios y reconocimientos, lo importante es el condenado aplauso de la gente, es que la canción sea útil, que identifique a un grupo que hace cosas buenas, que acompañe al emigrante en su travesía, que haga que un padre sea mejor padre… Ese fue y es el objetivo de lo que hacemos y espero que siga siendo así”, expresó convencido.
“En la vida -argumentó-, no se puede andar aséptico, no se puede hablar creyendo que eres monedita de oro, más si haces un tipo de arte que intenta contar tu tiempo, poner ideas en circulación, que intenta describir una realidad, e intenta también que esa realidad pase por las emociones y transmitirlas edificantemente”.
En ese sentido, apuntó, vas a tener gente que eso lo va a encandilar y encender, y gente que, en el proceso, en su manera de ver el mundo, va a asumir una postura contradictoria con la tuya.
A la pregunta de cómo se ven en un rápido recorrido por el tiempo, la respuesta fue tajante: “Nos vemos felices, con la vergüenza limpia y con la mirada en alto, sin necesidad de bajar la cabeza ante el mundo”.
“Por eso seguimos haciendo el proyecto y creyendo que vale la pena apostar por el arte y la canción aún en estos tiempos de grandes confusiones”, puntualizó Rojas.
“¿Cómo nos vemos?, nos vemos saludables, con muchas canciones nuevas por estrenar del próximo disco y nos vemos felices, también como seres humanos”, resumió el cantante.
Buena Fe, apuntó, ha sido nuestra plataforma musical y de vida, y también para darle de comer a nuestros hijos.
Ante quienes los acusan de oportunistas y de un discurso complaciente con las autoridades y el Gobierno para tener éxito, Rojas argumentó que la propia música del grupo está como evidencia de que no es así.
“Nadie puede mostrar una prueba de que nuestro arte haya sido coqueto con una causa determinada y por un beneficio concreto”.
A FAVOR DE PROYECTOS SOCIALES
Nuestras causas, detalló, van a favor de proyectos sociales como la lucha contra el VIH, la donación de órganos, a favor del movimiento LGBT, en la de padres responsables, con los universitarios y en cuanta obra hemos creído dentro y fuera de Cuba.
Dos noches de conciertos a tope en el espacio cultural capitalino Trovajazz y otro en la colonial ciudad de Antigua, reencontraron por tercera vez a Buena Fe con la tierra del Quetzal gracias a “un paquetón de locos, amigos de verdad y no empresarios, que decidieron a bomba y deseo armar esta historia”.
“Encantados de poder venir y mostrarles un poquito de 23 años de carrera, ya vamos para el disco 13, “Morada”, que saldrá en todas las plataformas digitales el próximo 7 de febrero”, adelantó Rojas.
“Gracias de todo corazón por demostrar que la canción también puede hacernos soñar”, dijo a un público que no paró de corear canciones emblemáticas como “No juegues con mi soledad”, “Pi 3,14”, “Arsenal”, “Papel en blanco”, “Catalejo” y “Valientes”, una letra que se convirtió casi en himno durante la lucha contra la pandemia de la Covid-19 en Cuba.
El repaso a su discografía también incluyó temas como “Dame guerra”, “Nalgas”, “Cámara lenta”, “Bodas” y “Sin arrepentimiento”, entre otras que quedaron para un nuevo encuentro, quizá con el sueño de traer la banda completa.
Como ya es costumbre, intercambiaron con el proyecto “Los Patojos”, un modelo de educación alternativa en Guatemala, y participaron en el evento “La música como herramienta de transformación social” junto a jóvenes creadores.
También compartieron con miembros de la Brigada Médica de Cuba que cumple 24 años de presencia ininterrumpida en los lugares más apartados de la geografía nacional.
En cada concierto, Buena Fe confesó al público parte de su filosofía de trabajo: “Vivimos detrás del telón de la industria cultural, vivimos encantados de hacer canciones que nos salen del corazón, vivimos felizmente detrás de las cortinas y de las difamaciones, también de las consecuencias de las inconsecuencias, y aquí estamos”.
arb/mmc