Resulta injustificable que 50 años después de aprobado, ese instrumento continúe careciendo de un mecanismo que permita verificar su cumplimiento, advirtió en la novena conferencia de examen de la Convención el jefe de la delegación de la isla en el foro, Rodolfo Benítez.
Al intervenir en el encuentro instalado ayer, el director general de Asuntos Multilaterales y Derecho Internacional de la Cancillería cubana instó a la conferencia a adoptar un mandato claro para retomar las negociaciones de un protocolo jurídicamente vinculante que fortalezca el instrumento de forma integral y balanceada, y permita su verificación.
Benítez consideró que potenciar la Convención reviste en la actualidad una clara necesidad, criterio en desacuerdo con los actores que estiman que el contexto geopolítico no es favorable para hacerlo.
La situación imperante es inaceptable y solo beneficia a quienes se oponen al fortalecimiento del sistema multilateral de desarme, subrayó.
La Convención sobre la Prohibición del Desarrollo, la Producción y el Almacenamiento de Armas Biológicas y Toxínicas fue puesta para su firma en 1972 y entró en vigor en 1975, mecanismo que cuenta con 184 Estados partes.
El representante de Cuba reiteró la disposición de su país a compartir con otros Estados interesados su modesta experiencia en la aplicación de la Convención, de la cual es parte desde 1976.
La víspera, la isla fue electa, en representación del Movimiento de Países No Alineados, vicepresidenta de la novena conferencia de examen, foro previsto en Ginebra hasta el 16 de diciembre.
Además del director general de Asuntos Multilaterales y Derecho Internacional de la Cancillería, integran la delegación cubana el embajador ante ONU-Ginebra, Juan Antonio Quintanilla, y otros diplomáticos.
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