“La caza furtiva e ilegal de aves altera los ecosistemas y esto a su vez provoca la pérdida de la biodiversidad, lo que trae como consecuencia el aumento de pandemias zoonóticas”, escribió el Citma en su cuenta de la red social Twitter.
“En Cuba la caza furtiva y comercio ilegal de aves autóctonas y migratoria ha aumentado. En los últimos años muchas personas han convertido la captura y comercio en modo de vida. Son los llamados pajareros”, precisa la mencionada cartera en otro mensaje en la red de redes.
Meses atrás, la Oficina de Regulación y Seguridad Ambiental (ORSA) denunció el incremento en los últimos años del comercio ilícito de especies de especial significación.
Su demanda obedece a su uso como mascotas, consumo de su carne, en elaboración de artesanía y también en determinadas prácticas religiosas.
Las especies víctimas del comercio ilícito en esa categoría son las aves, entre ellas, cotorras, cateyes, negritos, azulejos, sinsontes, gavilanes y cernícalos, argumentó la ORSA, dependiente del Citma.
También entran en la lista de las especies amenazadas la sigua, cobo, quincunce, polímitas, macos, cocodrilos, caguamas, jicoteas, jutías, manatíes; y peces como los loros, manta rayas, y algunos tipos de tiburones.
En marzo de 2020 fue aprobado un plan gubernamental para la prevención y enfrentamiento de los delitos e ilegalidades que afectan a los recursos forestales, la flora y fauna silvestre y otros recursos naturales.
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