Desde el Palacio de la Revolución, los diplomáticos ratificaron su fidelidad a la patria, el legado de Fidel y Raúl Castro, el Partido Comunista, el pueblo, la Revolución y el Socialismo, y el desempeño de las responsabilidades con modestia, dignidad y austeridad.
En sus palabras a los 27 funcionarios y sus familiares, el ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez, significó que bajo el liderazgo de Fidel este pequeño país alcanzó su presencia internacional, actualmente tan difundida y reconocida, y la salvaguarda inclaudicable de “nuestros derechos soberanos”.
De acuerdo con el canciller, el desaparecido dirigente enarboló el apego a valores y principios innegociables y la práctica noble y desinteresada de la solidaridad y el internacionalismo y valoró esta como una tarea digna y compleja “que podrá transitar por momentos difíciles”.
Rodríguez calificó la misión como edificante y enaltecedora y de la cual “podrán siempre sentirse orgullosos” y reconoció que de ellos esperan “lealtad a toda prueba, información oportuna, admiración cotidiana, el estudio y conocimiento de las realidades y el firme compromiso de defender siempre la verdad”.
A nombre de los diplomáticos, Yanet Stable manifestó el profundo orgullo por la confianza depositada como representantes de la lucha de una sociedad consagrada a las tareas de desarrollo y sostenibilidad, y consideró como prioridad el enfrentamiento al bloqueo económico, comercial y financiero.
Por su parte, el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, saludó a los jefes de misión escogidos, los exhortó a ser consecuentes con las convicciones y principios revolucionarios y aseguró que ellos resultarán “combatientes valiosos, activos y dignos”.
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