Ante la compleja situación epidemiológica por la Covid-19 y el recrudecimiento del bloqueo de Estados Unidos contra la Isla, Ciego de Ávila, provincia del centro de Cuba, trabaja para explotar al máximo las potencialidades agrícolas en aras de asegurar la recuperación económica y social.
Frente a esa situación, un grupo de campesinos avileños acometen un proyecto para el desarrollo de frutales, en fértiles terrenos recién liberados de marabú, planta que destinan como materia prima para la bioeléctrica aledaña al central azucarero Ciro Redondo.
Según explicó el promotor del programa, Martín Alonso, plantarán unas mil hectáreas de frutas tropicales, deficitarias en el mercado cubano, entre las que sobresalen caimito Cartagena, canistel, marañón, mamey, granada, guanábana, anón, chirimoya, maracuyá y tamarindo, entre otras.
Explicó que la iniciativa involucra, principalmente, a las fincas La Candelaria, del municipio Ciro Redondo, y El Placer, en Majagua, las que quedarán conectadas por arboledas de frutales, para reflejar un paisaje campestre en armonía con el medio ambiente.
Destacó que el propósito es lograr un encadenamiento con minindustrias locales, encargadas de fabricar jugos, néctares, refrescos y dulces, surtidos que comercializarán en los hoteles del destino turístico Jardines del Rey, en el litoral norte de Ciego de Ávila.
Todo funcionará como un proyecto de desarrollo local, diseñado para fusionar naturaleza, cultura y tradiciones, donde los campesinos avileños puedan demostrar sus conocimientos en la explotación de la tierra con fines alimenticios y la voluntad de hacer bien las cosas, explicó.
Actualmente tienen en vivero unas cinco mil posturas de diferentes variedades, pues las aspiraciones es recoger los frutos en unos dos o tres años, y será la primera vez que esos frutales pocos conocidos en Cuba crezcan en grandes extensiones.
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