La Armada emite desde principios de diciembre boletines que imponen límites a los buques ingresados al país a través de esa vía, lo cual complica desde fines de año la llegada de mercancías, explicó el Centro de Importadores de la nación austral.
Las afectaciones fueron mayores porque, al limitarse el calado de los barcos, estos cobran una tarifa extra por el flete, como una suerte de compensación porque transportan menor cantidad de carga, lo que incrementa el costo de la mercadería, declaró el presidente del Centro de Importadores, Iván Dumot.
Otros daños económicos –explicó- ocurren por la ralentización en el ritmo de manipulación de los productos importados al arribar por esa vía al país, en medio de las citadas condiciones de calado fluvial.
Expertos de esa dependencia oficial estiman que este 2023 será de nuevo complicado para la navegación por esos cauces, en especial para enero y febrero, con similares consecuencias contra la entrada de barcos.
Las previsiones meteorológicas para ambos meses indican que esta situación se extenderá por lo menos durante todo el primer trimestre del año y encarecerán aún más los productos importados, asegura Dumot.
El efecto de los problemas de navegación en los altos precios de las mercancías contribuye a complicar más el impacto en el país de la inflación internacional, que tuvo influencias negativas durante todo el año 2022.
“Los productos importados que adquirimos llegan más caros, por las elevadas tarifas en sus países de origen, cuyos mercados también reciben el impacto de la inflación mundial”, señaló el especialista.
La cuestión por la situación del río –subrayó- empeora por el tipo de cambio, el dólar, “que se disparó a final de año y eso también encareció los productos”.
Otro problema que complica las importaciones es que el tramo de navegación afectado por la sequía es usado, además, por Argentina y Bolivia, desde la cuenca del río Paraná hasta el Paraguay, lo cual se agravó porque Buenos Aires anunció un peaje por la parte que administra su Gobierno.
Los efectos de la sequía de los ríos Paraguay y Paraná afectan el 75 por ciento de su comercio exterior, que fluye por ese tipo de transporte, cuyas embarcaciones transitan ahora casi a la mitad de su carga y con dificultades para entregar las mercancías a tiempo.
La llamada Hidrovía Paraguay–Paraná es clave para el comercio regional en América del Sur, al dar paso a las cargas de exportaciones e importaciones de Bolivia, Brasil y Paraguay, que mueven por esas aguas unos 19,5 millones de toneladas al año.
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