En su discurso ante los representantes de los 135 estados que integran ese bloque, el ministro de Relaciones Exteriores de la isla caribeña advirtió que 2023 será un año “de grandes desafíos y complejos procesos que demandarán la acción de decidida de los países del Sur”.
Puntualizó que “los grandes retos económicos para el mundo en desarrollo alcanzan su expresión más aguda en estos tiempos de crisis sanitaria, energética, climática, alimentaria, económica, de escalada de tensiones geopolíticas y de formas renovadas de dominación y hegemonía”.
Citó numerosos ejemplos de las profundas inequidades entre las naciones ricas y pobres y advirtió que el acceso desigual a las vacunas, la brecha digital, el lastre de la deuda externa, los flujos de financiación para el desarrollo, la inseguridad alimentaria, las medidas restrictivas al comercio y la creación de capacidades siguen sin abordarse en toda su dimensión.
Alertó además que los discretos progresos alcanzados en la agenda 2030 impulsada por la ONU “se encuentran en riesgo de ser revertidos en un mundo pospandémico más dividido y egoísta”.
Bruno Rodríguez subrayó que “unidad es la palabra de orden en estos tiempos difíciles. Solo mediante la construcción de consensos podremos avanzar hacia la realización de las legítimas aspiraciones de desarrollo”.
Enumeró acciones que al ocupar la presidencia del G-77 Cuba llevará adelante con el compromiso de consolidar la unidad, presencia e influencia del grupo y guiar los trabajos “de manera flexible y siempre constructiva basado en el consenso» para llevar a la práctica la visión transformadora que defiende esa colectividad.
Sentenció que será prioridad “fomentar la solidaridad y cooperación internacionales en apoyo a la recuperación pospandemia de las naciones, así como trabajar por materializar proyectos de cooperación desde el Sur en el ámbito de la salud, la bioteconología, la educación, el enfrentamiento al cambio climático y la prevención de desastres.
Añadió que “no cejaremos en el justo reclamo a las naciones desarrolladas de que cumplan sus compromisos de ayuda al desarrollo, financiación climática y cooperación norte-sur” y haremos frente a cualquier intento de poner sobre nuestros hombros las promesas incumplidas por los países poderosos que destinan montos multimillonarios a las armas y no al desarrollo.
Asimismo, se pronunció el canciller cubano por impulsar compromisos tangibles de financiamiento en condiciones favorables y el uso de la ciencia y la tecnología como motores del desarrollo sostenible tomando como punto de partido el acervo del G77 en esa materia.
En este espíritu anunció la convocatoria para celebrar en La Habana este año, una cumbre sobre ciencia e innovación como premisa para el desarrollo y el enfrentamiento de futuras pandemias.
En materia climática la isla trabajará por afianzar una posición solida del G-77 de cara a la COP28, y defenderá el logro de resultados sustantivos en temas de especial interés del grupo, como el fondo para pérdidas y daños, las finanzas climáticas y la adaptación, dijo Rodriguez.
Insistió en que la deuda externa, pagada ya varias veces en su monto principal, se ha convertido en uno de los principales obstáculos para el desarrollo y un instrumento de saqueo financiero y dependencia económico.
Anunció que “promoveremos enfoques novedosos» para abordar ese asunto que brinden margen fiscal a las naciones para invertir en la recuperación pospandemia, la acción climática y los objetivos de desarrollo sostenible y contribuyan a evitar futuras crisis de endeudamiento.
Finalmente subrayó que el momento actual no admite titubeos ni divisiones, y exhortó a trabajar para que al concluir 2023 “seamos más fuertes y estemos más unidos lo cual, para Cuba, será la expresión del deber cumplido de forma modesta, y para el G-77 representara un paso invaluable en el camino de las aspiraciones históricas como naciones en desarrollo».
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