En la capitalina Sala Avellaneda del Teatro Nacional, la propuesta del virtuoso explorará las raíces de la música en la nación suramericana, especialmente el chamamé, ritmo del nordeste argentino, y encierra sus composiciones, texturas y maneras de comprender esa práctica cultural.
Definido por él como “un cuadro sonoro con el cual puedan saborear algo de este lugar del mundo”, los temas y las reinterpretaciones de algunas canciones tradicionales estarán acompañadas de una formación de cuarteto camerístico: guitarras, cajones, percusión, acordeón y violín.
“Hay mucha música instrumental, pero, por momentos, también aparece la voz”, declaró el acordeonista a Prensa Latina y según explicó, algunas de las creaciones representadas aluden a paisajes, oficios y la función del hombre en esos escenarios naturales.
De acuerdo con el talentoso instrumentista, también incorporan su mirada contemporánea sobre ese estilo, oriundo de una región “que se mete como una cuña entre el sur de Brasil, Paraguay y Uruguay”.
Por ello, el espectáculo recibe como bautizo Sonidos de la tierra colorada, símbolo de ese sitio subtropical y rodeado de grandes ríos de la provincia Misiones, de dónde procede el autor de discos como: “Polcas de mi tierra” (1999) y “Tarefero de mis Pagos” (2005).
Esta participación “me da una gran felicidad”, pues si bien en los últimos 25 años protagonizó giras por el orbe y presentaciones en disímiles festivales, valora la cercanía con los intérpretes de la mayor de las Antillas, a los cuales ha escuchado.
“Además de tocar mi música, tengo mucha alegría y ganas de encontrar, dar, recibir, enriquecer y ser enriquecido en espacios como este donde circulan artistas de tantos lugares”, añadió Spasiuk merecedor, entre otros, del Premio Gardel.
Si bien el artista indica una aproximación inicial con Cuba mediante la relevancia transfronteriza de su mosaico cultural, ciertamente el intercambio entre productores de ambas tierras le dio un nuevo impulso a la materialización de su presencia hoy en la isla.
La lista de invitados es extensa y comprende, entre otros nombres, a Steve Turre (Estados Unidos), Nachito Herrera, Bobby Carcassés, Orlando Vásquez, Yasek Manzano, Germán Velazco, Javier Zalba, Alfred Thompson y Jorge Sergio Ramírez, todos estos de Cuba.
De igual manera, protagonizará un Reencuentro con su coterráneo quenista Rodrigo Sosa y una reunión con Omara Portuondo, calificada como la diva del Buena Vista Social Club, a quien conoció durante el Oslo World Festival, celebrado el año pasado en Noruega.
“Me motiva pensar sobre mi acción en el mundo como individuo; estar a la altura de la tradición a la cual pertenezco, el lenguaje que centra mis proyectos. Esto de inspiraciones es sentarse todos los días para buscar la belleza, esa que permite resignificar los acontecimientos”, expresó.
Sin titubeos confiesa que “mi música es Argentina”, y dentro de ella el chamamé, al cual cataloga como un universo sonoro poderoso, con bases en los pueblos originarios guaraníes, el encuentro entre las comunidades autóctonas y los españoles, y el inmigrante que viajó con el acordeón y terminó de definir esa costumbre.
Asimismo, reconoce a la diversidad como un tesoro, de cuyo cauce emergió esa manifestación folclórica, declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco en 2020.
A su juicio, es imposible autodefinirse como vanguardista sin estar “profundamente enamorado de la tradición, dónde has nacido, y conocer hasta el hueso esos orígenes para saber en qué dirección caminar en la búsqueda de tu propio rostro”.
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