Desde el Teatro Bertolt Brecht, la propuesta incorpora la exhibición musical de los diversos formatos integrantes de esa cátedra, una comunión artística entre profesores y estudiantes, a partir de la ejecución de temas instrumentales y, en algunos casos, con voz.
Los asistentes “podrán apreciar los conocimientos adquiridos por los alumnos sobre jazz y música cubana” y, en este caso, actuará el conjunto de tres y laúd de la institución académica, dirigido por Roldán Carballoso, también director musical del trombonista Jesús “Aguaje” Ramos.
“Como parte de ese repertorio tocarán arreglos y temas compuestos por él, sumado a dos sorpresas: el Guajiro Miranda, uno de los grandes treseros, luthier, compositor y productor musical, y Olivia Soler, educanda de la Universidad de las Artes”, explicó.
La agenda incluye también un coro de clarinetes, dirigido por el profesor Alejandro Calzadilla, con la interpretación de algunos de sus arreglos y varias creaciones emblemáticas del Latin Jazz como Manteca; unido a la experticia de Rafael Inciarte, clarinetista del conjunto Compay Segundo.
El amplio programa comprende, además, la orquesta de flauta con el profesor Josué Borges, egresado del ISA, ganador del concurso JoJazz y uno de los principales flautistas del país y el Combo de Latin Jazz, y cerrará la noche la Big Band de la Escuela Nacional de Música.
“Una propuesta muy completa, diversa y con gran calidad porque será perceptible el desarrollo de nuestros discípulos. Otros virtuosos que iluminarán también el escenario del Brecht son: Emilio Morales, Alejandro Falcón, José Julián Morejón y Niurka Reyes”, añadió Abreu.
El líder de la agrupación Aire de Concierto intervendrá, asimismo, junto a Alejandro Falcón y al relevante saxofonista y compositor estadounidense Ted Nash en una residencia hasta el día 27, alusiva a los ensayos del concierto previsto este 28 de enero, en el Museo Nacional de Bellas Artes.
La música de esa presentación surgirá a partir de la inspiración “que nos provocarán las obras de Wifredo Lam, desde la conversación y el disfrute de su arte”. Los espectadores recibirán, por tanto, “aquellas sensaciones que nos despierte ese acervo a los involucrados”.
“El Jazz Plaza es el más grande evento dedicado al género en el país, por su antigüedad y los invitados nacionales e internacionales que convoca. En mi caso, he traído a esta cita, durante tres años consecutivos, a Víctor Goines, uno de los más grandes saxofonistas en la actualidad”, evocó.
Para el músico, formado en conservatorios de la mayor de las Antillas, el jazz simboliza una fuente de expresión y libertad creativa, a partir de la posibilidad de fusionar ritmos y explorar otras culturas.
También, le permite exigirse al máximo como instrumentista, desde el punto de vista técnico, melódico y compositivo, con el propósito de “llegar a más personas” y transmitir un mensaje sentimental “que mueva las fibras de los oyentes mediante las notas”.
De igual manera, revisita a los máximos representantes tradicionales de esa disciplina en la búsqueda de nuevas sonoridades y, a la par, asume desde la cátedra, además de la enseñanza, la preservación de la memoria y el patrimonio musical del país.
“No hay nada más importante que enseñarles las raíces de los ritmos cubanos, nuestra señal de identidad y esencia. Asimismo, que aprendan los temas de Ñico Rojas, Miguel Matamoros e Ignacio Piñeiro o estilos como el changüí, danzón, son y bolero”, aseguró.
En este sentido, Abreu recomienda la creación de más espacios que trasciendan el programa del Jazz Plaza y permanezcan en otros momentos del año, y valora la influencia histórica de Cuba en la conformación, difusión y disfrute del género, desde sus inicios.
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