La investigación, llevada a cabo con 210 habitantes de la región noroeste del país, encontró trazas de productos fitosanitarios en el organismo de todas las personas analizadas en un nivel hasta once veces superior al legalmente permitido.
Otro examen realizado por la Asociación de Futuras Generaciones también encontró restos de pesticidas potencialmente cancerígenos en el agua del grifo, muchos de ellos prohibidos en Francia desde hace varios años.
Para Marylene Souchard, coordinadora de la plataforma contra el glifosato, el estudió encontró restos de estos productos químicos en la orina y en el pelo, lo que significa que los seres humanos los ingieren a través de la comida, con el agravante de que estas moléculas no son biodegradables.
El uso del glifosato y otros plaguicidas sintéticos está prohibido en Francia para uso particular desde el 1 de enero de 2019, sin embargo los agricultores todavía tienen acceso a ellos porque algunos estudios no son claros en lo que respecta al peligro para la salud humana.
En concreto el glifosato, comercializado desde 1974 por la empresa Monsanto, es actualmente el plaguicida más vendido del mundo, y ya en 2015 el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer clasificó su composición como “probable cancerígeno”.
Souchard informó que todos los participantes en la investigación presentaron una denuncia ante el tribunal de Angers por poner en riesgo la vida, agravada por fraude y daño al medio ambiente, que se sumarán a las 6 mil 700 ya presentadas con anterioridad.
“Esperamos que esto sirva para averiguar quién tiene la razón, quién está equivocado y para demostrar al Estado a través de este juicio y el análisis de los expertos científicos que el glifosato es peligroso para la población”, añadió la responsable de la prueba.
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